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La Señora Bono

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No. No te voy a hablar de la esposa del cantante de U2, sino del mensaje presidencial. De todo discurso, corto o largo, queda un mensaje, un concepto, una idea principal, admitiendo que el discurso lleve alguna. Una breve encuesta en mi entorno inmediato fue categórica: lo que el personal retiene de la perorata del 21 de mayo es el Bono.

El personal aplaude, se alegra, comienza a hacer planes para gastarse el Bono, para sacarle una alita, o para ahorrarlo, o invertirlo, o en el peor de los casos para pagar cuentas atrasadas: no por nada el endeudamiento promedio de los hogares chilenos alcanza al 70% de su ingreso disponible anual.
 
Y uno se alegra con el personal, después de todo a caballo regalado no se le miran los dientes, “ojalá que llueva café” canta Juan Luis Guerra, y por una vez que del cielo cae un billetito no es cosa de despreciarlo.
 
Dicho esto no puedo sino pensar -una vez más- en la sabiduría de ese genial mozalbete que fue Etienne de La Boétie, que refiriéndose a esta curiosa munificencia de quienes manejan la manija escribió en el año de gracia de 1549:
 
 “A las frecuentes distribuciones de trigo, de vino y hasta de dinero, contestaba el pueblo con gritos de ¡Viva el Rey! ¡Imbéciles! No se daban cuenta de que con aquella falsa generosidad no hacían más que recobrar una mínima parte de lo suyo y que el tirano no se lo hubiera podido dar si antes no se lo hubiese usurpado”.
 
Algunos discursos políticos pretenden que Bachelet y su gobierno han consagrado lo esencial de su acción “a proteger a la gente”.
 
Y eso me hizo pensar en una anécdota que surgió de las elecciones presidenciales de 1964 en las que se enfrentaron Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende.
 
En una pintada en un muro de una población periférica los partidarios del primero escribieron un mensaje de esperanza:
 
“Cuando Frei sea presidente los niños pobres tendrán zapatos”.
 
Poco después acertó a pasar por el lugar un grupo de jóvenes socialistas que no tardó ni un segundo en pintar la respuesta:
 
“Cuando Allende sea presidente no habrá niños pobres”.
 
De ahí que yo hubiese preferido que la Señora Bono, perdón, la Señora Presidenta, hubiese podido anunciar:
 
“Gracias a mi gobierno y a una justa redistribución del ingreso ya no es necesario practicar la caridad pública para que los hogares modestos puedan vivir decentemente”.
 
Mientras tanto la fértil provincia y señalada sigue en la región antártica famosa…
viernes, 22 de mayo de 2009

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