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Mario Benedetti: nos queda su palabra

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                       (…)
                       pero aquí abajo abajo
                       cerca de las raíces
                       es donde la memoria
                       ningún recuerdo omite
                       y hay quienes se desmueren
                       y hay quienes se desviven
                       y así entre todos logran
                       lo que era un imposible
                       que todo el mundo sepa
                       que el sur también existe
 
                                                 Mario Benedetti.

Nos queda su palabra
 
Sabíamos que tenía que ocurrir. El nos mandó varios avisos, en algunos de sus versos, o en su última y reciente internación. Pero hay partidas para las que nunca estamos suficientemente preparados. Eso nos ocurre hoy, cuando nos sentimos huérfanos de la poesía, de la ternura y de la proximidad de Mario Benedetti. Murió ayer domingo en su casa de Montevideo. Un aluvión de palabras, un manantial de sentimientos se vuelcan en las páginas de la prensa, en los foros de Internet.  Frases sencillas pero que sobran para expresar esta soledad que Mario inauguró con su partida. Hasta sorprende comprobar el inmenso alcance que tiene su adiós, porque conmueve saber de pronto, que somos tantos los que compartimos un mismo sentimiento.  Una pena unánime, porque "en la última asamblea del futuro, faltará sin aviso".
 
Lo único que ayuda, es saber que desde hoy, podremos atrincherarnos en sus versos, recorrer sus cuentos, sus relatos. Nadie nos los podrá arrebatar, porque ya son parte de nosotros.  Pero sobre todo podremos evocar su compromiso con la Vida, su capacidad para decir lo que sentimos en palabras simples. Para no claudicar. Para seguir siendo nosotros, los que fuimos, los que somos. Porque Mario siempre supo que la derrota no era definitiva y que de todos modos, la derrota no invalida los objetivos de las causas justas.  Así lo expresaba en las últimas páginas de "El Aguafiestas" la biografía de Benedetti que hizo su amigo el escritor argentino Mario Paoletti.
 
– Y después de la derrota, y de la caída del Muro de Berlín, y del retorno del conservadurismo y de tanta ilusión maltrecha ¿que vá a pasar?
 
–  La derrota no prueba que luchar por la justicia sea un error o sea imposible. Solo prueba que se han cometido errores que llevaron a esa derrota. Derrota que ha tenido también, su parte buena y positiva. Después de todo hasta Borges ha escrito que "hay una dignidad que el vencedor jamás puede alcanzar"…
 
– O sea…
 
– Que ni colorín ni colorado. Este cuento no se ha acabado."
 
 Una vez más, como en sus versos, Mario tiene razón. Este cuento no se ha acabado.
 
* Carlos Iaquinandi, redacción de SERPAL.


Completamos este envío de SERPAL con el texto que esta mañana leyó por Radio Nacional de España el periodista Fran Sevilla, que conoció a Benedetti hace muchos años, cuando él iniciaba su actividad profesional en una radio libre de Madrid y tuvo la audacia de invitar al escritor uruguayo a su programa. Y Mario, sencillo y bondadoso como lo fue siempre, no dudó un instante y allí estuvo. Así comenzó una relación de amistad y un sentimiento que Fran volcó en esas palabras madrugadoras…

Benedetti

Fran Sevilla.
 
Era el poeta del amor, el cuentista del exilio, el novelista de la nostalgia, pero sobre todo era el escritor del compromiso. Como esbozó en uno de sus poemas, Mario Benedetti no quiso salvarse, quiso ser hombre de su tiempo y a su tiempo se aferró. No pudieron con él, con su apuesta por la vida las dictaduras ni  sus secuaces, los cantos de sirena  ni las famas altivas, fue hombre, fue sencillo, fue completo, fue palabra y voz a favor de los otros, de los olvidados, de los jodidos, de los cansados.   Una vez dijo "el sur también existe" y existieron sures y nortes y esperanzas  y alegrías defendidas hasta la última trinchera, la del nombre, la del verbo  y la del adjetivo.
 
"Si te quiero porque sos", porque has sido, maestro y cómplice, así que "hagamos un trato", "ya sabes que puedes contar conmigo", así que yo miro para otro lado. Y tú no te has ido. Porque no vá a ser fácil llenar esta ausencia. Vamos a echarte de menos, tú lo sabes. Vamos a echar de menos tu alergia al tanino por la que te compadecíamos ( ¡ hijo de enólogo y alérgico al tanino! ) vamos a echar de menos tu pasión por el tango, pero sobre todo, vamos a echar de menos el espacio y el abrazo compartidos.
 
Vago en mi imaginación por las calles de Montevideo donde a esta hora, a esta deshora, hay tanta gente que no sabe que hacer con tu muerte y me pregunto como sería el paraíso al que van los hombres como tú;  allí donde estés "si es que estás, si están llegando", habrá otros abrazos esperándote y burlando a una muerte que a esta hora, a deshora, no sabrá que hacer "con tanta vida". 
 
* Fran Sevilla, periodista de Radio Nacional de España.
 
18 de mayo de 2009
Enviado por SERPAL  Servicio de Prensa Alternativa 

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