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«La gente que no conoce mucho sobre Bolivia piensa que todos somos indios del lado oeste del país»

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Este artículo nos fue enviado por la Revista “Pensamiento Propio). Desgraciadamente nos llegó sin los detalles de las notas. Trataremos de corregir este error, pero por su valor y vigencia, preferimos publicarlo ya, a pesar de esa deficiencia transitoria. Pedimos a Uds. las disculpas correspondientes.
La Redacción de piensaChile

Situación en Bolivia

“La gente que no conoce mucho sobre Bolivia piensa que todos somos indios del lado oeste del país… es La Paz la imagen que refleja eso, esa gente pobre, de baja estatura e india. Yo soy del otro lado del país, del lado este… nosotros somos altos y somos gente blanca y sabemos inglés”
Gabriela Oviedo, Miss Bolivia 2003.

Esta “inocente” declaración emitida en el certamen de Miss Universo de 2004, sintetizan claramente el pensamiento de una minoría de la población oriental de Bolivia, el hecho de que provengan de una reina de belleza les otorgan una connotación aún más fuerte porque en esa persona se desenmascaran tanto el discurso predominante así como el imaginario colectivo de una sociedad provinciana, superficial y racista.

Un par de años antes de que la señorita Oviedo desvele “inocentemente” el discurso de la oligarquía oriental boliviana, Felipe Quispe estremecía al País entero al declarar que existían dos Bolivias, una minoritaria y llena de privilegios, blanco-mestiza y sobre todo urbana, la otra, profunda y heredera de las culturas milenarias andino-amazónicas, excluida y explotada por la primera desde el inicio de la conquista española hasta la fecha.

La opinión pública re-negó inmediatamente las declaraciones del dirigente campesino, las calificó como racistas y marcó al indigenismo como agente de la destrucción del Estado Boliviano. Paradójicamente, los principales medios de comunicación privados, sobre todo los de propiedad de la élite oriental, empezaron casi inmediatamente a dividir Bolivia en dos, a pantalla dividida mostraban “la Bolivia que trabaja” con imágenes de Santa Cruz de la Sierra: su aparato industrial, sus ferias, certámenes de belleza, iglesias, etc. y en la otra mitad de la pantalla “la Bolivia que bloquea” con imágenes de las masivas movilizaciones campesinas en el occidente andino del país, así empieza el camino de arraigar en el imaginario boliviano la idea de dos Bolivias pero entendidas como una pujante, productiva, trabajadora y superior tanto en belleza como moralmente, la otra, improductiva, floja, incapaz de iniciativa propia, fea e inmoral. En este contexto se produjeron las desafortunadas declaraciones de la mencionada reina de belleza, que provocaron indignación en el conjunto de la población occidental del país, pero no por su contenido racista, sino porque se metía en la misma bolsa a blancos, cholos e indios, ofendiendo con ello a la también existente “población de origen superior” de estas regiones. A pesar de la indignación, nadie resultó ofendido cuando a su retorno, Gabrielita fue recibida con bombos y platillos (literalmente) en el aeropuerto de Santa Cruz, donde recibió los más altos honores que un ciudadano pueda recibir y el trato de una heroína de la causa cruceña…

Nación camba
Frente al incontenible avance de los pueblos indígena originarios, tanto de tierras bajas (oriente de Bolivia) como de tierras altas, el fortalecimiento de los movimientos sociales y en síntesis la pérdida de poder y legitimidad de un Estado completamente funcional a los intereses de las clases dominantes, se articula la derecha boliviana entorno de una de sus posiciones más radicales y extremas, el discurso de la nación camba.

Esta logia agrupa a un reducido grupo de cruceños, empresarios y “destacados” ciudadanos[1] que detrás de la forma oficial de agrupación ciudadana para la defensa de los intereses y derechos de los habitantes de Santa Cruz esconde un nefasto proyecto fascista comparable al del Partido Nacional Socialista de Hitler[2]; sus principales dirigentes coinciden no solo en su perfil ideológico sino también en sus características físicas y económicas: blancos, orgullosos de su ascendencia “limpia” europea[3], católicos[4], exitosos empresarios terratenientes, gozando algunos el privilegio de ser etiquetados como prominentes intelectuales. Además de la elite cruceña, conforman esta logia las burguesías de Pando y Beni que junto con Santa Cruz suma aproximadamente el 70 % del territorio Boliviano aunque su población no representa más que el 30 % de la total boliviana, hoy en día este frente se encuentra fortalecido ante la suma de las clases dominantes y algunos sectores de las clases medias urbana de Tarija, Chuquisaca, Cochabamba y en mucha menor medida de los restantes departamentos de Bolivia.

Junto con la logia y las organizaciones empresariales se encuentran las brigadas juveniles conocidas como la “juventud cruceñista” que se constituye en los grupos de choque de la oligarquía, amparados en su número y fuerza se enfrentan a las movilizaciones contrarias a la logia y con brutal violencia las aplacan, su participación es ahora a nivel nacional al reforzar las manifestaciones de la prefectura de Cochabamba, del Comité interinstitucional de Chuquisaca, etc.

Los principales argumentos que utilizan para justificar su postura son las profundas y por tanto insalvables diferencias cultural, histórica, étnica, económica y geográfica existentes entre el oriente y el occidente de Bolivia que se serían la causa del desarrollo de Santa Cruz[5] frente el estancamiento y atraso andino[6]; diferencias que se encontrarían arraigadas desde la época precolombina, se habrían profundizado durante la colonia llegando a convertirse gradualmente en irreconciliables en el presente. Por tanto ante el inmenso desarrollo económico de esta región, falazmente catalogado como autónomo, se pretende consolidar la fragmentación de Bolivia para crear según ellos un Estado Indígena, atrasado y aislado en el occidente andino y uno altamente desarrollado, blanco, capitalista e inserto en el mercado internacional ubicado en los llanos y amazonía de la actual Bolivia

Por tanto ahora reconocen sin disimulos no solo la existencia de dos nacionalidades en el seno de Bolivia, pero con el matiz trastocado de que la hegemónica e históricamente dominante sería la andino – aymara – quechua frente a la nación camba, oprimida y sometida a los arbitrarios caprichos indígena estatales. Esta caricaturesca distorsión de la realidad es fundamentada a todo nivel, desde el más “profundo análisis académico”, pasando por “intrascendentes” comentarios televisivos en programas infantiles hasta el más soez insulto propalado en conversaciones coloquiales. La más clara prueba de esta posición se encuentra en la carta abierta emitida por la Nación Camba a la ONU[7] en el marco de la exigencia de su libre determinación, donde a pesar de su tono diplomático se puede encontrar el verdadero carácter de esta agrupación, para precisar esto basta destacar el siguiente fragmento: “BIENVENIDOS A LA NACIÓN CAMBA!!

Ustedes se hallan reunidos en la Bolivia no oficial, en la otra Bolivia, la que se halla ubicada en las planicies chaco-amazónicas de Sudamérica (70% del territorio boliviano), cuya población mayoritaria es producto de un largo mestizaje étnico-cultural entre españoles, guaraníes, chiquitanos, moxeños[8], y otros pueblos de las tierras bajas del continente, y que hoy se autodefine como Nación.

Ante los ojos del mundo, el país oficial Boliviano se presenta como una sociedad predominantemente andina, aparentemente monolítica, tradicionalmente bloqueada, mentalmente mediterránea, definitivamente miserable (70% de pobres), inestable, revoltosa y donde prevalece una sola cultura: la cultura Aymara-quechua (donde prepondera el comunalismo, el sindicalismo agrario y las sub-culturas pre-colombinas), la que se nos trata de imponer como la cultura oficial del Estado, a través de un execrable colonialismo interno.

Declaramos que no somos parte de la cultura de la coca y rechazamos enfáticamente el complejo delincuencial coca-cocaína
Nuestro pueblo-nación, desde su fundación en 1561[9], su inclusión en la República oligárquica en 1825, se halla dotado de incontables recursos naturales y humanos (93% de alfabetización, 37% de pobres y uno de los IDH mas altos del continente) constituye la Bolivia del trabajo productivo, la paz social y la concordia: El aporta silenciosamente con más el 45 % a las arcas del Estado, representa más de un tercio del PIB y el 60% de las exportaciones no tradicionales -a cambio de una funesta ocupación neo-colonial, un salvaje centralismo de Estado, la expoliación y el estancamiento social. ”[10]

En este escenario resulta hilarante el tono revolucionario del que se ha apoderado la nación camba, donde su carácter reaccionario ha tomado formas discursivas propias de la izquierda, ya no resulta extraño encontrar textos de Mao Tse-Tung o de Marx como fuente de referencia, así como tampoco faltan las declaraciones antiimperialistas que denuncian los crímenes de la colonia, o los extensos pronunciamientos a favor de los oprimidos; con gritos de “¡el pueblo unido jamás será vencido!” o canciones de Piero[11] se termina de consolidar en el imaginario colectivo el carácter “progresista” con el que se han disfrazado y con el que pretenden conquistar el apoyo de la masiva población colla que habita en Santa Cruz que se constituye en la principal mayoría, demográficamente hablando, de la región[12].

De tal manera la “pequeña” logia camba goza de un significativo, y a pesar suyo, evidente posicionamiento en lo más destacado de la sociedad cruceña y de sus principales aliados, goza de un importantísimo respaldo económico proveniente de los sectores más acaudalados de Bolivia así como también de otras organizaciones de extrema derecha global[13] y se encuentra arraigada como patrimonio cultural de la cruceñidad. Así ha logrado desarrollar e imponer, paralelamente al ascenso económico de la región un proyecto para constituirse en el principal bloque histórico del oriente boliviano.

Este proyecto hegemónico desarrollado por la logia cruceña se ha implantado lenta pero constantemente en la psicología del conjunto de los ciudadanos cruceños mediante una pedagogía de la intolerancia que desde la escuela reproduce el discurso elitista mediante sutiles formas que se camuflan dentro del programa oficial de educación, a través de la programación de los principales medios de comunicación privados, de un profundo arraigo cristiano católico que dota a la dirigencia cívica de una elevada estatura moral así como también de una cultura del ocio que privilegia la belleza física como principal muestra de la supremacía del pueblo.

Esta exitosa estrategia de formación de sentido común no puede explicarse sin el sorprendente éxito económico que alcanzó la clase dominante cruceña en la segunda mitad del siglo pasado, por ello es preciso describir, aunque de manera muy breve, el origen de tan vertiginoso ascenso.

El camino de la marginalidad al centro del desarrollo económico boliviano
Para inicios del siglo XX Santa Cruz contaba con una población de 171,592 habitantes equivalente al 10% de la población de Bolivia, su población urbana correspondía al 0,97% de esta, para 1950, en las vísperas de la Revolución Nacional de 1952 su población había ascendido a 254.658 habitantes, el 9,05% de la población nacional y su capital acumulaba el 1.58%; para el censo de 1976 la población urbana de Santa Cruz había alcanzado el 5.6% y la departamental, con 710.724 habitantes llegaba ya al 15.5%;el último censo realizado en 2002 posiciona a Santa Cruz como el segundo departamento de Bolivia con una población de 2’029.471 habitantes, 320.995 por debajo de La Paz, lo que implica el 24.5% de la población total boliviana y se constituye en la ciudad más poblada del país (contando La Paz y El Alto como centros urbanos distintos) superando el 10% de la población nacional.

Este necesario apunte estadístico tiene como objetivo desenmascarar la pretensión del desarrollo económico autónomo que habría experimentado Santa Cruz independientemente de la decadencia y atraso en que se encontraría sometido el occidente boliviano; esta afirmación forma parte de la mitología creada por la nación camba en su intención de demostrar el carácter superior del pueblo cruceño y goza de una amplia aceptación en todos los espacios académicos, económicos y políticos de Santa Cruz y la Media Luna[14] ampliada[15].

El principal fundamento a que se hace referencia para justificar esta postura es el incuestionable liderazgo industrial, agrario y ganadero de Santa Cruz, así como la posesión de los más importantes yacimientos comprobados de hidrocarburos tanto en este departamento como en Tarija y el trópico de Cochabamba. Esta privilegiada situación tendría su origen en la “pujanza” y el “espíritu emprendedor y libre del cruceño” que con “puro coraje” habría logrado sobreponerse a la adversa situación creada por el “canalla Estado andino céntrico”. El estancamiento de los departamentos andinos[16] y el alto índice migratorio de sus pobladores a Santa Cruz daría mayor peso a esta falacia.

Estas causas de desarrollo son en los hechos los síntomas de una serie de factores más profundos que se olvida intencionalmente en este análisis; estos deben leerse en diferentes planos, partiendo del social.

Desde la perspectiva social es indiscutible que en la pequeña aldea cruceña de casi 16 mil habitantes que ve nacer el siglo XX no se encuentran posiciones ideológicas radicalmente opuestas, por el contrario se entiende que existe un alto grado de afinidad y homogeneidad en los diferentes ámbitos que conforman lo social y que en la práctica expresan el sentir maximizado[17] de la clase dominante boliviana, la mejor y más lúcida demostración de esto se encuentra en la obra del cruceño Gabriel René Moreno, el principal intelectual de la Bolivia de fines del siglo XIX, destacándose su trabajo por el serio y profundo análisis de la historia y sociedad Boliviana que se complementa con la intensa orientación racista que se delinea en el marco de un radical darwinismo social. Es de suponer que esta situación permanece casi inmutable en esta sociedad hasta inicios de la década de 1950, aunque matizada con el trauma de la Guerra del Chaco (1932 -1935) contra el Paraguay donde se exportan a la incipiente urbe cruceña las ideas típicas de la izquierda de entonces.

En este mismo sentido debe destacarse la actitud racial de las clases dominantes cruceñas, siempre en afinidad con el sentir de las clases altas bolivianas, estas mantenían un profundo régimen de explotación y desconocimiento de la condición humana de los pueblos originarios que habitan en esa región; esto se comprueba al recordar la algarabía popular con que se recibió la reinstauración de la esclavitud durante la guerra de la independencia en 1816 al volver Santa Cruz a convertirse en territorio realista después de 3 años de gobierno patriota; esta condición, aunque parezca sorprendente persiste hasta le fecha y aunque ya no afecta a la población negra si lo hace sobre los originarios que habitan en sus territorios ancestrales que ahora pertenecen a la elite terrateniente cruceña.

Por su parte lo económico no deja de presentarse como un fenómeno periférico y aldeano que apenas repercute en una producción nacional caracterizada por la gran minería privada; esta marginalidad define la actitud política que adoptará la elite cruceña hasta el presente, al exigir mediante pronunciamientos (algunos exitosos) la incorporación de Santa Cruz a la economía Nacional, como es el caso de la demanda por la extensión de vías férreas desde Santa Cruz hasta el occidente boliviano[18]; hasta 1952 esta situación poco había cambiado.

La Revolución Nacional de 1952 no solo significó la implantación de medidas radicales que cambiaron el mapa social y económico de Bolivia[19] sino que impulsaron el desarrollo del oriente boliviano, en particular Santa Cruz, mediante la construcción del camino carretero Cochabamba – Santa Cruz, un extenso programa de migración y colonización de las vastas y despobladas tierras orientales a lo que se adiciona la reversión de los ingresos generados por la nueva y poderosa Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) al financiamiento de grandes proyectos agrícolas y ganaderos canalizados por el Banco Agrícola de Bolivia que entregaba todo tipo de crédito a estas iniciativas; el alto grado de corrupción sumado al carácter xenofìlico de la nueva burocracia boliviana[20] determinó el surgimiento de una burguesía agrícola – ganadera en todo el oriente boliviano, donde, junto con los ahora privilegiados oligarcas cruceños destacan los emigrantes europeos que habían huido de los derrotados territorios controlados por Hitler durante la segunda guerra mundial y que encontraban un seguro refugio en la inhóspita amazonía boliviana. Como es de suponerse, la ideología importada por estos emigrantes lejos de oponerse a la local la habrá de fortalecer y profundizar. Esta nueva burguesía, irá gradualmente convirtiendo al oriente boliviano en un gran latifundio, apenas fragmentado en pocas propiedades pertenecientes a un grupo aún menor de familias.

Frente a este cuadro, en el occidente boliviano, se vivirá una profunda crísis, producto de la superficialidad de las reformas implantadas por el gobierno del MNR, que no quiebra de ninguna manera la lógica colonial[21] de la sociedad boliviana, así se impide el fortalecimiento de la minería y su diversificación al filtrar la mayor parte de los capitales de COMIBOL al desarrollo oriental convirtiendo con el tiempo a la poderosa empresa minera estatal en obsoleta e incompetitiva, de la misma manera reproduce el control de las empresas de Patiño sobre la exportación de mineral boliviano al impedir la creación de una fundición propia hasta mediados de 1970 que elimine la dependencia del Estado boliviano de las fundiciones propiedad de la Patiño Mines. En similar actitud, la nueva burocracia estatal, devenida en burguesía producto de su desmedido y rápido enriquecimiento como consecuencia de la elevada corrupción en la función pública, inviabilizaría proyectos de desarrollo en los departamentos occidentales; en La Paz poseedora en su región amazónica ubicada al norte del departamento de un elevado potencial agrícola, minero[22] e hidrocarburífero que con facilidad competiría con el alto nivel de desarrollo de Santa Cruz; en Oruro donde aun se encuentran ingentes riquezas minerales así como también un elevado potencial petrolero y Potosí, que en una funesta paradoja histórica degeneraría en el departamento más pobre de Bolivia con niveles de desarrollo humano comparables a las zonas más pobres del África, aunque aún posee una sorprendente riqueza argentífera, aurífera, etc.

El alza internacional de los precios del estaño, la estabilización social alcanzada como resultado de la consolidación del nuevo Estado, la facilidad de acceder a créditos internacionales, entre otras condiciones, produjeron en los años setenta, bajo el gobierno del dictador cruceño Hugo Bánzer Suárez, el ascenso progresivo de Santa Cruz como el principal polo de desarrollo económico de Bolivia que a mediados de los años ochenta desplazaría definitivamente a la minería occidental y se constituiría como la más importante región económica de Bolivia.

Así como la fuerte inversión de las ganancias mineras por parte del Estado en la industria cruceña se tradujo en la creación de esta poderosa elite, debe evaluarse otro factor que catapultaría a Santa Cruz como el paraíso económico en que se convirtió durante los años setenta, ochenta y parte de los noventa del siglo XX, si la economía legal con el gran espaldarazo del Estado impulsaba a Santa Cruz como la región más prometedora de Bolivia, el narcotráfico habría de convertir a esta región en la más rica de Bolivia en este período; si a la economía legal se suma el inmenso flujo económico proveniente de la industrialización y comercialización internacional de cocaína se encuentra que en esa época las exportaciones cruceñas superaban por mucho a las del resto del país. Esta dependencia de la riqueza ilegal habría de crear una ficción social de pujanza y coraje que al terminarse el ciclo de los grandes narcotraficantes a mediados de la década del 90 empujaría a la clase dominante cruceña a volcarse nuevamente al Estado para exigirle la viabilización de su industria.

Es en este período donde se desnuda la incompetitividad de una industria dependiente del crédito a fondo perdido otorgado por el Estado hasta 1985, así como también del lavado de los narco dólares que abarataban la producción y permitían el engorde de estos capitales; así el Estado empieza una campaña internacional para privilegiar la producción agrícola – industrial cruceña firmando acuerdos para la compra de la producción boliviana a precios más altos que los establecidos por el mercado internacional y otorgando de esa manera privilegios a capitales y productos extranjeros que compiten con el resto de la producción boliviana. A estos acuerdos internacionales que benefician única y exclusivamente a las más ricas familias cruceñas se adiciona una política de devolución impositiva que exime del pago de impuestos a quien exporta ciertos productos así como también abre la puerta a una forma de fraude contra el Estado mediante la duplicación y falsificación de las boletas de exportación.

Como puede apreciarse, la pujanza cruceña, así como su desarrollo económico autónomo no deja de ser una simple ficción hábilmente manipulada por algunos grupos elitistas con seria vocación de poder.

La rebelión burguesa
Ante la reformulación del Estado Boliviano desde mediados de los años 80 y la caída del flujo de capital ilícito proveniente del narcotráfico en los años siguientes, la antes homogénea burguesía boliviana se fractura en dos, la primera dependiente de la burocracia estatal continuará apuntalando al Estado[23] a pesar de la crisis que gradualmente se generó sobre todo en el oriente boliviano; por su parte la burguesía oriental, encabezada por la cruceña empezará a afianzar el discurso de extrema derecha de la nación camba frente a su “penosa[24]” situación económica; la dependencia de un Estado que de forma muy parcial ha cortado el respaldo a esta clase se convierte en el fundamento de la afirmación de la perversidad del centralismo frente a la pureza de la autonomía que se constituye en el modelo político más acertado para intensificar el apoyo a la “pujante” oligarquía camba.

A estas dos condiciones debe adicionarse el ascenso de los movimientos indígenas y sociales a los principales espacios de participación política demandando una situación económica y social que beneficie a las mayorías populares. Este nuevo contexto repercute rápida y profundamente en la psicología burguesa, la inminente revolución social que habría de experimentar Bolivia se constituye en una seria amenaza a los intereses de las clases dominantes por lo que su respuesta no podía dejarse esperar.

El indiscutible debilitamiento del Estado que con su irreversible pérdida de legitimidad se traduciría en la caída de la burguesía burocrática representada por los principales partidos políticos que hasta entonces se habían turnado en el poder y que de manera dramática serían desalojados de su tradicional sitial para dar paso a nuevas formas de representación política: el partido político con arraigo indígena sindical (MAS, MIP), agrupaciones ciudadanas (PODEMOS[25]) y nuevas agrupaciones partidarias (UN). Frente a este progresivo debilitamiento de la burguesía burocrática, la oligarquía cruceña se replegaría al discurso regional como fuente de su rearticulación. Bajo consignas de desarrollo económico, libertad, solidaridad, integración y autodeterminación disfrazarían el verdadero sentido de su posicionamiento: la creación de un Estado fuerte, desarrollado y libre de la “lacra” andina.

Sin embargo, si uno se toma la molestia de ver con más detalle la situación de Santa Cruz y los departamentos de la media luna se encontrará con un escenario donde los grandes avances sociales alcanzados por las poblaciones rurales indígenas en el occidente no son más que lejanos rumores, así la tierra dividida entre muy pocas manos se constituye en la forma de vida de esta oligarquía, la baja productividad de estas grandes extensiones de suelo choca con la elevada producción de las pequeñas propiedades comunitarias que conforman las colonias occidentales asentadas en el oriente boliviano. Por ello la alarma producida ante el advenimiento de un gobierno indio se entiende ya que se pone en juego la supervivencia misma de la clase dominante como tal ya que en el contexto de un gobierno como el del Presidente Morales, tarde o temprano caería la mascarada desarrollista tan hábilmente trabajada por ellos para encubrir el horror del costo de su “elevado progreso capitalista”.

Al iniciarse el 2006 las amenazas de sanear la gran propiedad latifundista era el principal temor de esta casta, con fuertes voces pregonaban que por cabeza de ganado necesitaban al menos cincuenta hectáreas de tierra, a lo que los campesinos respondían “quién no fuera vaca”, con el transcurrir del tiempo se desvela no solo la existencia de grandes propiedades ilegales en manos de los Marinkovic, Monasterios y Costas, por citar a los más conocidos, sino que el trato recibido por los habitantes de estas tierras corresponde en todo sentido al de esclavos, siendo las comunidades indígenas guaraníes las más afectadas por esta situación. La frenética campaña de desmentido empezada por los empresarios con referencia a esta situación choca de frente con la evidencia que sobre todo en el Chaco cruceño (sur de ese departamento) es clara e indiscutiblemente manifiesta y donde las propiedades se venden con las comunidades que las habitan como parte de la mercancía.

Frente a este cuadro es preciso reflexionar en la orientación real que el proyecto separatista cruceño oculta detrás de sus seductores discursos, para ello partiré de la descripción de su principal herramienta, los medios de comunicación.

Los medios de comunicación como punta de lanza de la oligarquía
El sistemático uso de los medios de comunicación repercute intensamente en el imaginario colectivo, produciendo, cuando así se lo desea un sentido común pertinente a la reproducción o a la implementación de determinado modelo social. La elite camba, como buena alumna y heredera del Nacional Socialismo de Hitler es conciente de ello y gradualmente se ha apoderado de los más importantes medios de comunicación privados, conformando bloques de medios (Radio, Prensa y TV) que difunden un formato informativo y de entretenimiento completamente conveniente a los intereses de la clase alta.

Para dar un ejemplo de la faceta más visible en este campo hablemos de la televisión, UNITEL (Familia. Monasterios); Red UNO (Kuljis); y las recién adquiridas por parte de los empresarios cruceños PAT y BOLIVISION convierten el espacio televisivo en un verdadero oligopolio mediático encargado de difundir sin ningún sentido crítico el discurso de la elite cruceña a la que convierten en víctima del que califican como carácter totalitario y antidemocrático del gobierno, carácter que denuncian persistentemente. Junto con esta permanente denuncia contra el gobierno y la victmización del empresariado cruceño se genera un sentimiento de inseguridad al ejercer fuerzas inflacionarias artificiales sobre los productos de la canasta familiar, resulta que ahora el precio de la carne, la harina, verduras, etc. primero sube en la televisión y luego en los mercados como parte de la lógica de especulación que manejan los comerciantes;

Las campañas publicitarias a favor del “si” en el referéndum autonómico del 4 de mayo trascendieron los espacios publicitarios para insertarse en noticieros, programación juvenil e infantil, etc. De la misma manera la cobertura de la elección pasó por alto la resistencia ejercida por importantes sectores de la sociedad cruceña que se resistieron al voto y que a través de la abstención26 dijeron no a la autonomía; así también se pasó por alto las muchas denuncias sobre la existencia de ánforas llenas con papeletas ya marcadas por el sí que circulaban por la urbe y comunidades cruceñas antes de la elección.

La influencia de los medios televisivos e impresos sobre las poblaciones urbanas, sobre todo de clase media es altamente relevante, pero sobre las comunidades campesinas y peri urbanas la influencia de la radio es decisiva; por ello no resulta extraño que en Santa Cruz sea un radialista potosino (colla) el encargado de encabezar la campaña sediciosa de la nación camba en contra de la Bolivia colla, el alto grado de sintonía que goza este personaje, producto del elevado sensacionalismo que practica, le ha permitido convertirse en el principal aliado de una oligarquía que lo desprecia.

A partir de todo esto es preciso mencionar que el periodista boliviano ha devenido en una especie de tótem al que nadie puede contradecir, quien lo intente se convierte rápidamente en un agente de la más despreciable intolerancia, esta impunidad con que actúan no responde de ninguna manera a la defensa de la libertad de expresión sino por el contrario a la línea editorial que sus patrones les imponen, y como leales cancerberos cumplen de manera inmaculada con su labor. Al convertirse en periodistas, estos sujetos adquieren una inmunidad aun más completa que la obtenida por parte de los representantes legislativos nacionales, siendo por ejemplo eximidos de ser juzgados por la justicia ordinaria ya que para ellos existe el tribunal de imprenta, controlado por periodistas.

Sin embargo existen algunos periodistas que han sabido mantener su libertad de conciencia por encima de las jugosas ofertas laborales de los grandes medios, estos ahora resultan ser perseguidos por la intolerancia mediática privada que los tilda como traidores, terroristas o cualquier apelativo que les permita deslegitimizar su trabajo, el caso más relevante es el del peruano Walter Chávez, satanizado y condenado por la clase dominante boliviana.

Ser separatista no es delito
Amparados siempre en las libertades de una constitución que históricamente han despreciado, los nacionalistas cambas ahora hacen explícito lo que antes tenían cuidado de difundir solo en espacios secretos: el carácter separatista de la logia.
El tan pregonado agotamiento del denominado andino centrismo Estatal de Bolivia habría las puertas a las más descaradas proposiciones sediciosas en contra del País[27], el posicionamiento a favor de la división de Bolivia en la República Oriental de Santa Cruz sobre la base de los territorios de Santa Cruz, Beni, Pando, el trópico cochabambino y la amazonía de La Paz, con la asociación de Tarija dejaría al que ellos llaman Alto Perú reducido a la geografía andina. Esta percepción geográfica del futuro Estado Nación camba ha evolucionado al punto de reclamar los territorios que originalmente pertenecían a Bolivia y que mediante una serie de tratados nefastos se entregaron en calidad de cesión territorial a países vecinos, así la actual pretensión geográfica de la logia reclama más del 80% del territorio paraguayo, Formosa a la Argentina, Rondonia, Acre, Mato Grosso y Mato Grosso do Sul. al Brasil y parte de la amazonía peruana, junto con Cochabamba y Chuquisaca al “Alto Perú”.

A titulo de libertad de expresión estas pretensiones han salido a la luz en una clara provocación al Estado que de actuar en su contra encendería la mecha que detonaría el polvorín armado por la oligarquía cruceña.

El Nuevo Estado Camba
El referéndum del cuatro de mayo de 2008 se realizó para aprobar el estatuto autonómico formulado por los sectores empresariales de Santa Cruz, este documento que en los hachos es una Constitución Política crea un gobierno autónomo, convirtiendo de facto a Bolivia en una asociación de Estados que de manera libre y solidaria28 conforman parte del Estado. Esta libertad a la que se hace referencia da pie a que ante cualquier eventualidad el gobierno cruceño declare la ruptura con la unidad boliviana.

Se crea también la ciudadanía cruceña[29] que en este primer momento obtienen todos los habitantes del departamento. Se reforman las instituciones prefecturales convirtiendo al prefecto en gobernador[30] (cabeza del ejecutivo departamental) y al consejo departamental en asamblea departamental[31] con facultad legislativa y de designación de los miembros del judicial departamental; estas autoridades gozan de prerrogativas e inmunidad que los convierte en intocables por parte del Estado Boliviano. Se crea también la institución de defensor del pueblo departamental[32] en contraposición al Defensor del Pueblo Nacional.

Con estas y otras reformas lo que se logra en realidad es la apropiación de los recursos naturales, gestión sobre las tierras fiscales y privadas, sobre los servicios básicos, de los recursos impositivos regionales, control del programa educativo, etc.[33] en beneficio de la elite empresarial que en la práctica es quien controla el gobierno departamental. Otra de las facetas peligrosas de este estatuto es la que dota al gobierno departamental autónomo de Santa Cruz el control sobre la migración intradepartamental[34], con lo que se concretaría el preciado sueño de la nación camba de liberarse del colonialismo interno al que esa región habría sido sometida.

Así el cuatro de mayo se sientan las bases de un Estado nuevo dentro de Bolivia que tiene como única razón de ser[35] el proyectar a la burguesía cruceña como dueña y señora del destino de la región por encima de los intereses populares de las mayorías que conforman la población cruceña y que en gran parte se encuentra adormecida por la eficaz campaña de promoción de un sentido de bienestar que es ajeno para ellos.

La verdadera cara de Santa Cruz
Si bien no puede negarse el alto grado de desarrollo económico alcanzado por la oligarquía cruceña que se manifiesta en un progreso urbano que, en el centro de Santa Cruz de la Sierra, y en sus zonas residenciales reproduce en pequeña escala Miamis chicos donde el lujo de autos deportivos y de centros comerciales, así como la “belleza” de sus mujeres generan un sentimiento de bienestar y sentido de progreso envidiables. Esta ciudad es la única de Bolivia que cuenta con un Mall, una réplica de la estatua de la libertad corona uno de sus centros comerciales[36], la moda y los reinados de belleza están en la agenda diaria de la sociedad

Pero la realidad de Santa Cruz es otra y se mantiene invisible ante los ojos de un mundo que la conoce por intermedio de sus medios de comunicación y agencias de turismo; la pobreza galopante que experimenta la mayoría de su población puede apreciarse al alejarse del centro de la ciudad, calles de tierra, sin alcantarillado son el preludio de precarias construcciones que alojan en pequeños espacios a familias grandes, la inseguridad ciudadana, producto de la falta de oportunidad que padecen estas mayorías marginales acentúan el problema. Más allá, en los límites mismos de la ciudad se aprecian, vagabundas y embriagadas a las comunidades ayoreas que en el pasado eran dueñas de esas tierras y que ahora, degradados a condiciones de subsistencia extremas se convierten en baratos mercenarios al servicio de las tareas sucias que las elites cambas les encargan para quitarse de encima la creciente amenaza del MAS y otras instancias sociales críticas y progresistas.

En el campo la situación es similar, la ley del más fuerte aún prevalece y no es extraño ver como el señor hacendado se quita de encima a los peones conflictivos con el plomo que escupen las escopetas de sus capataces, la impunidad con que obran se la han comprado al adquirir como propios los espacios mediáticos.

En las escuelas resuena con ímpetu la teoría de la logia camba, convirtiendo así a su propia causa, producto de la imposición de la verdad incontestable del maestro, a las futuras generaciones. En las universidades estas teorías son también impuestas eliminando o utilizando el sentido crítico de la juventud, así tanto la universidad pública (Universidad Autónoma Gabriel Rene Moreno) y las privadas producen elementos funcionales a la oligarquía y que solo pueden cuestionar, aunque no terminen de entender, el supuesto dominio colla.

La iglesia católica también juega un rol importante, habiéndose sacado de encima a los curas radicales que profesaban la fe desde la teología de la liberación, ahora dominan el espacio religioso los herederos de la misma casta que rige el destino de la región, en las iglesias resuenan los pronunciamientos de apoyo a la oligarquía en medio de llamados a la resignación y conformismo de los pobres, así se cierra el círculo de promoción de la falacia de la supremacía camba.
viernes 19 de septiembre de 2008

– El autor es cientista político y articulista de la Revista Pensamiento Propio.

* Fuente: Revista Pensamiento Propio

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