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Declaración pública de ex diputados democratas cristianos

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1. Los parlamentarios que suscribimos la presente declaración, expresamos nuestra decisión de renunciar al Partido Demócrata Cristiano. Lo hacemos por consecuencia con los principios y valores que sustentamos desde niños, inculcados por nuestros padres, abuelos, defendidos por nuestras familias, aprendidos en nuestra vida y por lealtad a todas y todos los que todavía tienen la esperanza de vivir en un país más justo, con  igualdad de oportunidades y donde el respeto a la dignidad de la clase media y de  los más pobres sean realmente los ejes prioritarios  de las políticas públicas.

2.- Esta ha sido una decisión meditada y consensuada, y es nuestra respuesta a las amenazas, a los chantajes y a las presiones que nos hicieron para intentar  silenciar nuestra permanente denuncia y oposición a prácticas y políticas publicas abusivas, que dañan la calidad de vida de las personas, imposibilitan el emprendimiento, asfixian a los agentes económicos más pequeños, angustian a la clase media e impiden que exista en Chile igualdad de oportunidades, democracia efectiva y movilidad social, y respecto de las cuales además se nos exige incondicionalidad y obsecuencia.

 3.-  Nos duele tomar una decisión de esta naturaleza, pues los valores y principios del Humanismo Cristiano, están en nuestro corazón.

Nos duele reconocer que no logramos convencer a nuestros camaradas dirigentes del PDC, que los partidos y el poder político son instrumentos para servir al país y defender a la gente, y no una máquina infernal que no respeta a las personas, abusa de sus ilusiones y defrauda su confianza.

Ayer fue Adolfo Zaldívar; hoy nosotros, mañana los demás, todo por la ambición presidencial de la Senadora Soledad Alvear. Hemos sido  hostilizados por ella y sus más cercanos, amparándose en una mayoría circunstancial hasta un punto en que la dignidad personal no resiste. Se nos exige incondicionalidad, obsecuencia y silencio.

Nuestra conducta ha sido recordar que la ética del deber y la de la responsabilidad debe orientarse hacia la búsqueda del bienestar y el progreso de todos los chilenos y todas las chilenas y no hacia un grupo que confunde sus intereses propios con los de Chile.

Recordemos que se nos ha humillado pública y sistemáticamente. Frases como las de la senadora Alvear, que  se avergonzaba de nosotros por nuestro voto  en el Transantiago, que no merecemos estar en el partido, que nos quitarán los cupos parlamentarios, han sido pálidas muestras de lo que ha pasado en espacios más privados. Estas actitudes nos obligan.

4.- Nuestra renuncia es un acto de protesta contra todos los actos de corrupción y corrosión política que han sido desatendidos por la actual Directiva de la Democracia Cristiana. Como ejemplos citamos el Transantiago apoyado ciegamente, el escándalo de la Empresa de Ferrocarriles del Estado que aun no tiene siquiera una palabra de condena, los PGE en la V región, el apoyo explícito a ex_autoridades formalizadas por la justicia, las defensas corporativas ante los Tribunales.  En esos y otros casos, cada peso defraudado y/o malgastado, son dineros que privan a Chile de mejores hospitales, viviendas, pensiones y tantas otras necesidades postergadas de miles de compatriotas. Y por otra parte la inacción de los dirigentes políticos degrada la democracia.

5.- Iniciamos esta aventura con la firme convicción que hacemos lo correcto, con fe en un futuro promisorio. No tenemos miedo a perder los cargos que servimos por mandato popular, pues estos pertenecen  a la ciudadanía. 

6.- Estamos convencidos que un país con mayor justicia y movilidad social se construye con una moral impecable y con una ética intachable, pero además con autocrítica y mirando al futuro, reconocemos los avances que se han logrado durante los gobiernos de la Concertación, éxitos de los que nos sentimos parte, pero también hacemos presente que las riquezas que Chile ha generado en estos mismos años, ya deberían tener a todas las familias de Chile gozando de una calidad de vida acorde a los recursos  que posee nuestro país.

Ello no ha sido posible porque a buena parte de la dirigencia concertacionista cada día más le acomoda el modelo político y económico vigente, y por ello han impedido las correcciones necesarias para terminar con la brutal desigualdad  que existe en el país.

7.-  Tenemos absoluta confianza que nuestra decisión abrirá un amplio espacio de reflexión acerca de la necesidad de realizar esfuerzos serios por parte de los partidos políticos para democratizarse, abrirse y representar a la ciudadanía. Existe una demanda profunda de transferir poder real a la gente, de modo que las decisiones que nos afectan a todos y todas sean tomadas escuchando al país y no por un club de poder donde unos pocos deciden todo incluso lo que debemos hacer los parlamentarios. Para nosotros, siempre estarán primero los intereses  de Chile y de las regiones que representamos.

8.- Nuestra principal preocupación es que a pesar de los esfuerzos de los anteriores gobiernos de la Concertación y hoy de la Presidenta Bachelet y de algunos de sus colaboradores, en nuestra Patria la concentración de la riqueza, la desigualdad social, y las políticas sociales restringidas por equilibrios macroeconómicos  terminen destruyendo la posibilidad de vivir en un país donde exista de una vez por todas igualdad de oportunidades.

9.- Tenemos plena conciencia que la renuncia a nuestro partido implica un cambio sustantivo en la correlación de fuerzas en la Cámara de Diputados. Actuaremos con libertad, llenos de esperanza,  entusiasmo y con la responsabilidad que Chile se merece. Actuaremos como cristianos y demócratas progresistas, como independientes.

Iniciaremos un nuevo camino. Un camino cuyo horizonte sea un país más justo para todas y todos, donde nuestros pequeños empresarios y empresarias,  nuestra clase media y los sectores más vulnerables, campesinos, pueblos indígenas, no se sientan servidores de un sistema que limita su desarrollo por sus obsesiones libremercadistas, donde los trabajadores participen de la  riqueza que contribuyen a generar.

Un país donde su clase política y toda la  sociedad se atrevan a hacer las correcciones necesarias a las injusticias, a poner límite a la concentración económica, la mala distribución del ingreso, dándole un sentido social al modelo.

Un país donde el fortalecimiento  de la familia sea una prioridad y las personas el eje y centro de toda preocupación. Un país donde se respete a las regiones y sus aportes tan ricos en términos culturales y económicos, un país que apueste por la democracia y la ecología, un país donde cada persona tenga garantizado el más elemental derecho a cumplir sus sueños y  aspiraciones, y sobretodo a vivir siendo respetados.

Ello es urgente para detener la injusticia que se expresa cada día con violencia y delincuencia, pero es también necesario para poder comenzar a crecer verdaderamente  en  dignidad  y derechos. Toda iniciativa legal en ese sentido será apoyada por nosotros.

Alejandra Sepúlveda Órbenes

Pedro Araya Guerrero

Eduardo Díaz Del Río

Jaime Mulet Martínez

Carlos Olivares Zepeda

                                                                        Valparaíso, Enero 8 de 2007

* Fuente: Revista Ecuménica “Reflexión y Liberación” / CHILE.

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