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El socavón político en el AVE de Barcelona

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España, cuyas empresas y grupos económicos suelen adjudicarse las obras de construcción de nuestras carreteras y obras civiles, sufre hoy nuevamente el síndrome de la prisa al colapsar y suspenderse temporalmente las obras de construcción del trazado del tren de alta velocidad (AVE) en la región de Barcelona.

La prisa y el interés de los partidos políticos por inaugurar bajo sus mandatos las etapas más importantes de tal obra de ingeniería, modificando el trazado y desestimando los análisis de suelo cuando lo han creído necesario, han generado un abanico de problemas que van desde los socavones y las averías en servicios que ya existían y funcionaban normalmente hasta la seguridad creciente de que se agravarán y descubrirán nuevos problemas con el correr de los meses.

Decía Serrat hace un par de años en un programa de la televisión catalana: "No se puede dejar las cosas serias a los políticos". Y sigue teniendo amplia razón: hoy, domingo 28 de octubre, el gobierno español ha sufrido un nuevo revés al producirse el decimotercer socavón en un mes en las obras del AVE en Barcelona. El partido gobernante (PSOE), que ha fijado el 21 de diciembre como fecha de inauguración del trayecto Madrid – Barcelona, ha tenido que sufrir el ridículo de ver coincidir la visita sorpresa de Rodríguez Zapatero con la apertura de un nuevo socavón en el túnel en construcción bajo la estación del ferrocarril de Bellvitge. Aunque los obreros han intentado taparlo rápidamente con cemento (y sólo ha sido grabado por un vecino en una videocámara digital), el presidente del gobierno ha aclarado que "estas obras dependen del gobierno de España" y, como su representante, ha pedido perdón a los ciudadanos por los errores e inconvenientes.

Plan de un descalabro
Ya desde 1990 diversas entidades, entre las que destacan RENFE (la compañía ferroviaria española), han advertido que los cambios en el trazado original pueden tener consecuencias serias para los usuarios y las poblaciones afectadas por esta obra. Pero en todos los casos han podido más los intereses particulares y partidistas por encima de cualquier criterio técnico. Socavones, forados de varios cientos de metros, hundimientos de tramos de carreteras, grietas en edificios y hasta derrumbes de construcciones han sido, desde entonces, las pruebas de que la prisa y la improvisación no han aportado nada a la que se presentaba como la integración definitiva y tangible de España con el resto de Europa.

Diversas comisiones de expertos han advertido en reiteradas ocasiones del riesgo de una catástrofe en algunos tramos del trazado español del AVE, pero sus informes han sido ignorados o decididamente censurados por los medios proclives a los dos partidos que se turnan el gobierno. Hoy, un catedrático en Geología de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) declaraba en televisión que el subsuelo barcelonés es del tipo aluvión (compuesto de arcilla, arena y agua), y que tiene tal nivel de humedad e inestabilidad que la única posibilidad de abordar con éxito la obra sería "excavar a 30 o más metros por debajo de lo que se está haciendo hoy". Concluía el informe televisivo de la red Cuatro con el comentario de que la mayoría de los geólogos expertos no pueden hablar por temor a perder sus contratos con los ministerios.

"Erre con erre"
Así dicen los españoles en sentido figurado cuando quieren referirse a la tozudez. Hoy asistimos al ejemplo lamentable de cómo el interés político puede devenir en perjuicio público. Hoy somos testigos de aquello que seguramente en un corto tiempo más tendrá sus consecuencias más graves. Y, por sobre todo, somos testigos de cómo la clase política, puesta a la luz de las evidencias, es incapaz de responder y solamente atinan a buscar culpabilidades, sin presentar soluciones.

Es impensable hoy por hoy que las obras del AVE en Barcelona continúen y lleguen a buen fin, sobretodo considerando que se prevé que el trazado atraviese Barcelona por zonas que ya han sufrido consecuencias graves ante construcciones recientes. Distintas organizaciones de vecinos que cuentan con apoyo técnico levantan su voz para exigir el reestudio del plan inicial. Sin embargo la tozudez hace peligrar en un futuro cercano no solamente barrios emblemáticos de la ciudad catalana, sino también especialmente a la Catedral de la Sagrada Familia, obra máxima del arquitecto Antonio Gaudí, por cuanto el túnel del AVE pasaría exactamente por debajo del monumento que se estima será concluido hacia fines de 2025.

Noticias relacionadas:

Artículo en la Vanguardia

Artículo en ABC

Video en Antena3

http://afp.google.com/article/ALeqM5gG5lxnxA1sa8VvlK476G-j8KwzdA

Artículo en El Mundo: 1 y 2

Artículo en El Economista

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