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Tras la huella de la historia

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Nos acercamos  a septiembre,  donde un día 11 pero de 1973 fueron brutalmente pisoteadas las conquistas del pueblo chileno, apenas  iniciado el más renovador proceso de cambio social y político en la patria de Bernardo O´Higgins: la vía chilena al socialismo.

Tres años atrás, en la noche del 4 de septiembre de 1970 Salvador Allende pronunció su discurso de la victoria y lanzó un pronóstico: “Chile abre un camino que otros pueblos de América y del mundo podrán seguir”. Su proyecto de Unidad Popular, proceso revolucionario, quedó trunco mil días después, pero sus semillas, esparcidas por América,  germinan nuevamente en otros pueblos.

Apreciamos cómo la refundación del socialismo en América tiene lugar ahora en Venezuela y si pudiésemos en una imaginaria máquina del tiempo traer con nosotros a Salvador Allende y a todos los que junto a él trabajaron,  lucharon y murieron combatiendo por el socialismo, se sentirían muy felices al contemplar que en otro pueblo hermano se abren también las grandes alamedas, se materializan sus sueños, y se tornan en realidad sus esperanzas.

Se ha escrito mucho y habrá que seguir escribiendo sobre esa experiencia  insólita para la época.  Había llegado a la cima del poder político en Chile un gobierno, esta vez del pueblo, con el pueblo y para el pueblo. Un proyecto de gobierno con raigales cambios, un proyecto en toda su génesis de marcado carácter socialista.

Los enemigos ideológicos del socialismo, abiertos y encubiertos, han pretendido durante estas ultimas tres décadas, reafirmar la inviabilidad del socialismo,   pero esta vez la “vía venezolana”, que sufrió en un 11 de abril el clonaje imperialista de un 11 de septiembre, sí llegó a término. Es cierto que fueron otras las condiciones históricas, los momentos,  la correlación de fuerzas y las decisiones tomadas, pero indudablemente la experiencia y la lección chilena sirvieron para que esta vez no pudiera ser arriada  la bandera de los pueblos.

Queda aun mucho camino por andar. En lo adelante quizás todo sea más difícil para Venezuela. Mientras exista el imperialismo habrá que dormir con un ojo abierto, pues muy cierta es la sentencia de que “el precio de la libertad es la eterna vigilancia” y que quienes olvidan esa sentencia, no sobreviven al error.

Entonces, pronóstico o profecía, llegan hasta nuestros días las palabras de Allende con total actualidad y  con ellas su visión integradora  y futurista por una gran Patria Americana.

21 de agosto de 2007
e-mail del autor: jabuergoR@gmail.com
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