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Chile: Los senadores de derecha y demócrata cristianos predican la moral con el marrueco abierto

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En todas las democracias con sistemas parlamentarios o semipresidenciales el senado tiene un papel puramente decorativo, incluso en Inglaterra quieren eliminar a los lores que son designados por la reina y que sean elegidos. En todos estos casos, la asamblea política es la asamblea nacional y sólo el presidencialismo norteamericano posee un senado poderoso.

Como nuestro sistema político nuestro presidente es casi un monarca, no existe mayor contrapeso entre el ejecutivo y el legislativo. Al senado no le queda más que ocuparse de asuntos que no le competen, como acusar al régimen de Hugo Chávez de atropello a la libertad de prensa en su país, por el solo hecho, legítimo de negar la concesión a un canal de televisión, famoso por haber propiciado un golpe de Estado, dirigido por los Estado Unidos, que colocó en el poder, por unos días, al patrón de patrones, Carmona. Nuestro gobierno hizo un ridículo papel al legitimar, apresuradamente, al empresario golpista.

¿Es Chile una vestal virginal del respeto a la libertad de expresión? ¿Quién da derecho a nuestros senadores a intervenir en asuntos de la política en otro país? Tienen autoridad moral para hablar de ese tema quienes apoyaron una tiranía, que no sólo eliminó el derecho a la libre expresión, sino a la vida misma de miles de chilenos? ¿No estarán predicando con el marrueco abierto?

Aun cuando para algunos ha terminado la “transición”, vemos que continúa el monopolio de la prensa, en el caso de la escrita, en manos de la empresa El Mercurio, La Segunda y Las últimas Noticias, y Copesa, propietario de La Tercera y la Cuarta, principalmente. La mayoría de los diarios de provincia están manos de esas empresas. En Chile no existe libertad de expresión, sino de libre y cuasi monopólica empresa. En televisión ocurre lo mismo: los canales privados son propiedad de los millonarios Ricardo Claro y Sebastián Piñera; sólo el personaje Inocencio, de los años 70, puede creer que estos medios carecen de línea editorial y son pluralistas.

El diputado Marco Enríquez-Ominami denuncio, en la Cámara, la predilección del gobierno para dar el avisaje fiscal a estos medios de la ultra derecha; se formó una comisión investigadora que espero, dé algún resultado. El director de Punto Final, Manuel Cabieses Donoso, reclamó ante el gobierno por la injusta distribución de la publicidad de los organismos fiscales; la verdad de que a pesar de ser bien recibido por el ministro Lagos Weber, los frutos son prácticamente nulos, hasta ahora: al ministro “le entra por una oreja y le sale por la otra”.

Pocas personas recuerdan el bochorno que tuvo que sufrir el gobierno chileno ante los organismos internacionales, cuando la justicia requisó el libro, de la periodista Alejandra Matus, El libro negro de la justicia chilena, en el cual denunciaba las anomalías de nuestro poder judicial. Para qué hablar de la cantidad de películas censuradas por una casta pechoña e hipócrita, amén de las revistas decomisadas, como en los “mejores tiempos de la dictadura”.

Como producto de nuestra podrida educación, muy pocas personas entienden lo que leen, o otras tantas no leen los diarios, no se ha podido captar la totalidad de la campaña de la derecha para dejar por los suelos el gobierno de Michelle Bachelle, que estos cavernarios, muy erróneamente califican de estatista y socialista, cuando apenas y con muy buena voluntad, podemos calificarlo de “capitalista humanitario” que, a veces, le tira unos granos de maní a los perdedores del mercado( como la pensión básica solidaria). Si uno lee las brutalidades que escriben los sacerdotes del anarco-liberalismo, como José Piñera y álvaro Bardón, entre otros, y beatos conservadores y reaccionarios, como Gonzalo Vial. , Que creen aún que en pleno siglo XXI estamos en la lucha entre Abdón Cifuentes y Diego Barros Arana, entre curas y come curas. Esta es la famosa libertad de prensa de que nos habla el senado.

¿De dónde viene el odio de demócrata cristianos y derechistas a Hugo Chávez? Es que en Venezuela los dos partidos que se repartían el poder. Acción Democrática y COPEI (demócrata cristiano), fueron escupidos por la población con toda razón: pues los gobiernos de Carlos Andrés Pérez y el dentista Luchinsqui dilapidaron la riqueza del petróleo, a raíz de robos que han hecho historia. Este sainete democrático terminó con el gobierno del decrépito octogenario demócrata cristiano, Rafael Caldera. ¿No será que los demócratas cristianos y derechistas quieren reponer a la repugnante casta política venezolana, integrado por personajes prontuariados? Cada vez que Michelle Bachelet intenta, tímidamente, acercarse a los países bolivarianos – Venezuela, Bolivia y Ecuador – la Democracia Cristiana chilena boicotea estos acercamientos, recurriendo al chantaje, denunciado valientemente por Claudio Huepe o, en este caso, al inútil ministerio norteamericano, llamado la OEA.

Es evidente que al negro Romero y a Gutenberg Martínez les gustaría que privilegiara una alianza con el ultrarreaccionario George Bush y su sirviente, el paramilitar, álvaro Uribe Vélez, presidente de Colombia, cuyos escándalos, por la relación de algunos de sus ministros con el narco paramilitarismo. ¿Será que preferimos la corrupción y el narcotráfico a nuestra seguridad energética? Creo que nuestro ministerio de Relaciones Exteriores no da pie en bola, respecto de la política latinoamericana: podría transformarse en “Chile Compra” y sólo dedicarnos a hacer negocios, cual fenicios modernos, hasta con la “Conchinchina”.
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