Articulos recientes

Al navegar en nuestro sitio, aceptas el uso de cookies para fines estadísticos.

Noticias

Cultura

Si el obrero quiere enviar representantes al Congreso o municipio envíe a sus propios compañeros

Compartir:
Carta publicada en el periódico “El Trabajo”. Iquique, 23/ febrero/l902.

Sr. Abdón Díaz (1)
Distinguido amigo:

He recibido con suma complacencia un telegrama firmado por Ud. como presidente de la Sociedad Mancomunal de Obreros de Iquique, cuyas frases conservaré siempre en mi memoria, por ser las primeras que un hombre de su temple dirige a un obrero que lucha por idénticos principios.

Aunque en lejanas playas separadas por inmensas distancias, sentimos una comunidad de ideas que une los corazones que palpitan por un igual sentimiento. Y ese sentimiento y esas ideas son, mi amigo, las que todo obrero debe sentir. La emancipación de los trabajadores efectuada por ellos mismos como ha dicho el sociólogo alemán Carlos Marsch.(2).

Como obrero, como hombre de trabajo, me siento enorgullecido, al contemplar, -aunque sea a la distancia,- ese movimiento omnipotente y poderoso que efectúan, mis hermanos de trabajo de aquellas zonas tan apartadas del corazón del país, pero tan inmensamente ricas como inmensamente pobres son los trabajadores que arrancan a la madre común esas riquezas para dárselas a los zánganos de la colmena social llamados ricos.

Al escribir esto me pregunto abismado: ¿cómo es posible que siendo el obrero el que saca de la tierra, las más grandes riquezas, sea tan pobre y miserable que muchas veces no tiene un pan para sus hijos?

¿Por qué existe este anacronismo fenomenal ……. ?

En mi concepto, el obrero que saca tales riquezas debiera poseerlas y no entregarlas a un igual que se hace llamar patrón.

Así es, mi amigo, que cuando sé que los trabajadores se levantan, despiertan, abandonan su trabajo unidos, para pedirle al patrón más humanidad, porque es de justicia me siento doblemente entusiasmado y quisiera estar en medio de todos para alentarlos con mis palabras, para ayudarlos con mis esfuerzos.

La huelga de Iquique (3), es para mí, el primer grito de rebelión que lanza el chileno, es el primer grito de protesta arrojado al rostro de los capitalistas, que amparados por el gobierno y sus ejércitos, nos explotan a su inhumano capricho, sin encontrar lícito el que nosotros protestemos de semejantes actos de salvajismo.

Allí, donde existen estas riquezas que el pobre roto conquistara, a costa de ríos de sangre, en 1879 para engrandecer la felicidad de los ricos; es donde se ve más pobreza y es donde se los explota más descaradamente pues, se les obliga a recibir por el pago de su salario una moneda que no es de curso legal, con el objeto de defraudar más aún el mismo jornal al laborioso obrero.

El viejo mundo nos da ejemplos soberbios con sus grandes huelgas, 50, 100, 200 mil hombres en huelga ¡qué hermoso espectáculo! La última huelga de Estados Unidos fue de un millón de obreros.

Todas estas grandes huelgas siempre triunfan por la cohesión que guardan los huelguistas y porque al mismo tiempo disponen de grandes capitales para satisfacer los gastos que ellas originan

Además, los obreros extranjeros, inutilizan los establecimientos al retirarse, con el objeto de que sea imposible continuar los trabajos con otros obreros, que nosotros llamaremos rompe-huelgas.

Los obreros de Iquique deben hacer lo mismo, pues sólo así es posible obtener el triunfo

El obrero en huelga no debe tener jamás miedo a la sangre.

El sistema de fichas debe ser abolido y ustedes no deben esperar jamás que una ley dictada por el Congreso la suprima. Ello no sucederá porque son interesados en mantener ese sistema muchos congresales.

La obra entonces está en manos de ustedes mismos.

La huelga general en Iquique, se impone como una necesidad imperiosa y su realización debe ser la más rápida posible.

La jornada de trabajo debe ser reducida a ocho horas y el pago debe hacerse en moneda corriente.

Estas palabras deben ser pronunciadas unísonamente por los labios de los obreros todos de las regiones del Norte, y a su eco deben levantarse todos los corazones, en un solo movimiento para ir a la gran huelga a conseguir ese laudable propósito.

Pero antes de hacer aquello es indispensable estar bien preparados y con algunos miles de pesos en las cajas sociales a fin de satisfacer las necesidades de la huelga.

Y sobre todo muy unidos y decididos.

Nosotros debemos dividir la organización en dos clases: ricos y pobres.

Los ricos, que son los menos, sólo piensan en hacerse más ricos a costa de los pobres que somos los más, menoscabando la vida a un sinnúmero de obreros, sin importarles absolutamente nada la suerte miserable que corremos. Caeremos cien veces vencidos por el trabajo y nunca veremos que el rico nos pase un vaso de agua para calmar la fatiga que por ellos sufrimos. Se nos mira peor que a perros, se nos aborrece.

Entonces nosotros que ya sabemos todo esto y que somos los más, debemos damos un abrazo tan grande que borre todas las fronteras, debemos unirnos solidariamente y formar una sola familia, en una palabra, vivir para nosotros y ayudarnos mutuamente. Y así una vez que nos hallemos bajo un mismo techo, lanzaremos a un mismo tiempo el soberbio grito: abajo la esclavitud obrera, y destrozando las cadenas con que hoy los burgueses nos tienen unidos al yunque del trabajo, lanzaremos sus restos al rostro de los que hasta hoy nos oprimen.

Entonces nosotros impondremos nuestra voluntad, y de las riquezas que la madre naturaleza brinda a la humanidad gozaremos todos en conjunto.

Por otra parte, mi querido amigo, se ha acostumbrado hasta hoy que los obreros, en épocas electorales, den su voto al primer caballero que se presenta a solicitarlos o pagarlos, y después de llegado al Congreso van a hacer causa común con los que nos explotan o son ellos mismos los explotadores.

En este un verdadero crimen que cometen los obreros dando sus votos a caballeros que nunca nos miran con buenos ojos. Esto es dar armas al enemigo para que nos ataque con mayor furia.

Si el obrero quiere enviar representantes al Congreso o municipio, debe enviar a sus propios compañeros, debe enviar a obreros que son los únicos que saben representar sus intereses y nunca dan sus votos a los que son sus opresores.

Usted, mi amigo, que está a la cabeza de ese movimiento tiene la palabra sobre esto, tiene la iniciativa, para aconsejar a sus amigos y hacer la propaganda en el sentido ya indicado.

Queremos ser libres, queremos mejorar nuestra condición de miseria : ayudémonos mutuamente, valiéndose de nosotros mismos.

"LA EMANCIPACION DE LOS TRABAJADORES DEBE SER OBRA DE LOS TRABAJADORES MISMOS", como queda dicho; y esta es una verdad irrefutable probada con el tiempo. Veinte años ha que ustedes trabajan para engordar a los verdugos y hasta hoy no ha habido un hombre en el Congreso capaz de hacer cesar este estado de cosas. La experiencia de los años debe marcar para ustedes una nueva conducta para el porvenir.

Nunca más al servicio de los amos, de los patrones, de los ricos.

Trabajemos, pero para nosotros.

La huelga iniciada ahí es el primer paso, ya no es posible retroceder la marcha está emprendida debe llegarse hasta el fin de la jornada.

Corazones resueltos como ustedes, poseen las grandes energías, que coronan con el éxito las empresas que acometen. Las debilidades deben ahogarse, las traiciones castigarse para que impere sólo la justicia y la verdad.

Mis votos más fervientes serán para que ustedes prosigan en su grande obra, que labra el porvenir de los hijos que disipa las nubes que obscurecen el horizonte de nuestras más caras esperanzas.

Por fin, prosigan impertérritos en la guerra cruda a los capitalistas. Son ellos nuestros verdugos y nuestros enemigos, hay que darles en la cabeza duramente.

El patrón, es la hiena sedienta de sangre, que se lanza sobre nosotros para devorarnos; nuestro deber, si queremos conservar la vida, es defendernos y darle muerte a la hiena para evitar el peligro.

¡Adelante legiones de bravos libertarios!

¡Viva! la libertad y la fratemidad.

Muera la opresión y el amo.

Estrecho la mano de todos los obreros de Tarapacá, en su persona, mi querido amigo Díaz, y prométale escribir de vez en cuando mis artículos para los periódicos que ustedes sostienen.

Unión y fraternidad.
Luis E. Recabarren S.
Secretario General del Partido Democrático

Notas:
 (1) Fundador e inspirador de la Mancomuna1 de Iquique, origen del mancomunalismo chileno.
(2) Carlos Marx.
(3) Se refiere al movimiento huelguístico que se gestó en la zona a fines de 190l y comienzos de 1902, que conmovió a toda la región salitrera y que fue, en parte, motivado por la acción de la mancomunal.
Compartir:

Artículos Relacionados

Deja una respuesta

WordPress Theme built by Shufflehound. piensaChile © Copyright 2021. All rights reserved.