Articulos recientes

Al navegar en nuestro sitio, aceptas el uso de cookies para fines estadísticos.

Noticias

Noticias

La batalla por el Mapocho: Polémica por el destino de las aguas servidas de Santiago

Compartir:
Alguien tira de la cadena en Lo Barnechea y el diluido zurullo baja por las alcantarillas hasta el río Mapocho. Se van sumando otras veintiún descargas de alcantarillado, de 13 comunas, que hoy van al río. Bajo el puente Perejil, en Carrascal 9000, el río Mapocho pasa llevando un torrente grueso y café de seis metros cúbicos por segundo: 5,2 de ellos son aguas de alcantarilla.

Los niños del puente juegan con barquitos de plumavit, los areneros queman basura y a un costado zumban los autos de la Costanera Norte que miran el panorama con asco antropológico-social. Muy pocos reparan en el olor.

Pasado el puente Perejil, el torrente toma una curva y atraviesa la comuna de Pudahuel a todo lo largo. Pasa por debajo de la carretera a Valparaíso y se va hacia Padre Hurtado y luego El Monte, donde se funde con el río Maipo.

El proyecto “Mapocho Urbano Limpio” de Aguas Andinas, presentado en julio de 2006, contempla la construcción de un tubo que interceptará todas esas alcantarillas y correrá a lo largo de la ribera del Mapocho, bajo la futura Costanera Sur. Llevará todas las aguas servidas que aún no son tratadas en Santiago y que luego serán devueltas limpias al río.

Hasta ahí todo es perfecto. Es un proyecto urgente, de bajo impacto urbano, construido con un sistema de piques y túneles que permitirá por primera vez en 500 años que las aguas del Mapocho bajen de la cordillera sin residuos humanos hacia el mar.

El proyecto, presentado a la Comisión Regional del Medio Ambiente (Corema) hace seis meses, debería haber sido ya aprobado, pero Aguas Andinas ha solicitado en dos ocasiones suspender parcialmente el proceso para resolver observaciones de las autoridades sanitarias.

Se tira de la cadena
“El proceso de participación ciudadana ha transcurrido sin problemas”, dice el jefe de comunicaciones de Aguas Andinas, Cristián Esquivel. Cuenta que se han realizado todas las presentaciones a los barrios por donde pasará el colector, y precisa: “En 12 comunas no hubo problemas”. En Vitacura, Las Condes, Santiago y Providencia prácticamente no hubo debate; a esta última asamblea, realizada en el Café Literario del Parque Balmaceda, no asistieron más de 20 personas.

Tal desinterés contrasta con las reuniones de Pudahuel y Maipú, en agosto y septiembre. Aguas Andinas y Corema fueron recibidos con rechiflas y la presentación degeneró en una cuasi gresca, por lo que tuvo que ser terminada antes de tiempo. “La gente está molesta con Aguas Andinas”, dice el dirigente de Pudahuel Alberto Muñoz. “Después del tremendo problema del mal olor que sufrimos entre 2004 y 2005, ahora se nos viene esto de nuevo, que podría aumentar nuestros problemas”.

“Nosotros no alegamos contra el colector, eso se debe hacer”, asegura. “El problema es que, como gol de media cancha y casi a espaldas del árbitro, este colector iría a La Farfana, que debería ser ampliada en un 50%. O sea, aumenta al doble el riesgo de que cualquier error de manejo –como los que ocurrieron desde el 2004– nos vuelva a hacer padecer de nuevo un desastre ecológico”.

Primer remolino
“Si todo se hiciera así sería una monstruosidad”, explica un informe del ingeniero ambiental y experto en aguas servidas Pedro álvarez, que asesora a los dirigentes vecinales. “Santiago sería la única capital en el mundo cuyas aguas –el 89%– irían a una sola planta de tratamiento de aguas servidas. Es monstruoso, enorme y peligroso ambientalmente”. Si falla o colapsa el caos sería tremendo: el lodo biosólido [sedimento que resulta de filtrar agua de alcantarilla] es muy inestable ambientalmente.

Luego del desastre ecológico de 2004-2005, cuando miles de toneladas de este lodo se acumularon en la planta de La Farfana y el viento llevó sus aromas sobre todo Pudahuel y Maipú, la Corema autorizó que La Farfana llevara las 400 toneladas diarias de biosólido al vertedero de KDM en Til Til.

Eso es lo que se hace hasta ahora. Dieciséis camiones diarios transportan los residuos por varias calles de Santiago, en lo que los vecinos de una organización multivecinal de Maipú, Pudahuel, Cerro Navia, Colina, Quilicura y Til Til llaman crudamente “la ruta de la caca”.

Una vez, un camión se rompió en Américo Vespucio, desparramó su hedionda carga y obligó a lavar la autopista. En otra ocasión, un trabajador del vertedero de KDM murió aplastado por un derrumbe que, como establecieron peritos de la fiscalía, “produjo un reblandecimiento del sustrato por culpa del exceso de los lodos biológicos [caca] en el vertedero”.

Omar Rosales, otro dirigente del sur de Pudahuel, ve el asunto del siguiente modo: “No nos oponemos al colector, pero Aguas Andinas debe modificar su plan de desarrollo y tratar las aguas del nuevo tubo en otra planta, ya sea El Trebal de Padre Hurtado o una nueva, Los Nogales, que se ha postergado indefinidamente. La Farfana no puede aumentar, aunque pueda. Y deben tratar realmente los lodos. Hoy, simplemente, se les está enterrando en Til Til, pese a que nosotros estamos pagando en la cuenta del agua porque sean tratados y devueltos a la tierra. ¿Cómo es la cosa?”.

Narices expertas
Esquivel, el vocero de Aguas Andinas, explica que el nuevo ducto del Mapocho irá a La Farfana hasta copar su capacidad disponible, y que se hará un bypass de 14 kilómetros de aguas desde dicho lugar hacia El Trebal, en Padre Hurtado. “Al final, ‘Mapocho Limpio’ se tratará en ambas plantas, pues las dos tienen capacidad disponible para el tratamiento de aguas servidas”.

Pero los vecinos tienen temor latente. Su postura es que el nuevo ducto del Mapocho siga hacia El Trebal o, mejor aún, que se haga la postergada planta Los Nogales. Todo, menos que se recargue La Farfana.

Aguas Andinas plantea que “para medir la influencia de los olores que tendrá un aumento del 40% de alcantarillados sobre las plantas”, se hará un panel de 12 personas entrenadas para olfatear las inmediaciones del sector durante distintos períodos de tiempo y en diversas condiciones.

Técnicamente eso es posible y, de hecho, no hay ningún sistema técnico ni mecánico que hoy permita evaluar olores mejor que la nariz humana. Pero el dirigente Alberto Muñoz no está tan convencido: “Un panel de 12 narices, que van a oler un par de días y van a comparar el impacto ambiental de todo el sistema, es una cosa mínima en comparación con lo que nosotros pedimos: que se hagan las cosas bien de una vez por todas y se traten los lodos en otra parte, como se dijo en la concesión original”.

En la Corema Metropolitana no desconocen el tema, pero, dado lo sensible que se ha vuelto, prefieren no opinar, “para no perjudicar nuestro rol independiente y neutral”. Sólo aseguran que el proyecto ha recibido una treintena de observaciones gubernamentales y tres aplazamientos.

El 28 de diciembre, día de los inocentes y justo cuando vencía el plazo, Aguas Andinas ingresó oficialmente las respuestas a las observaciones que plantearon seremis y los organismos técnicos. Extraoficialmente se supo que Aguas Andinas insiste en sus argumentos para que el ducto termine en La Farfana y parte de sus aguas vayan hacia El Trebal.

Es una batalla que recién comienza y que se resolverá este mes. La pelota va de lado a lado de la cancha. Algunas autoridades sanitarias consideran prioritario que la Intendencia Metropolitana emita una resolución para corregir el plan de desarrollo con que Aguas Andinas obtuvo la concesión y obligue a que La Farfana no
reciba nuevos colectores. Pero los mismos expertos advierten que la defensa más probable de Aguas Andinas es que esto implicaría nuevos costos y, con ello, un recálculo –léase aumento– de las cuentas de agua potable para 1,3 millones de usuarios.
Mientras, el tubo espera. ¿Y el río? Que aguante.
Compartir:

Artículos Relacionados

Deja una respuesta

WordPress Theme built by Shufflehound. piensaChile © Copyright 2021. All rights reserved.