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Señora Ministra: pedimos la baja inmediata o mañana será tarde

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El capitancito Pinochet III debe ser dado de baja de Inmediato. Aquí no valen castigos. Es un caso muy serio para dejarlo pasar como una anécdota familiar.

Se le da de bajo hoy o mañana será tarde, serán muchos los muertos.

  • Estamos en la presencia de un mocoso de 20 años
  • Ya es capitán del ejército y por lo tanto puede comandar una unidad de combate, armada con la técnica más moderna, es decir, puede arrasar con miles de seres humanos en un par de minutos, si le viene en gana.
  • Un “pendejo” que no conoce disciplina y lo demostró pasando por arriba de todo protocolo, cagándose en la presencia de la Ministra de Defensa y de su Comandante en Jefe, convirtiéndose así en el héroe de su promoción.
  • Estamos frente a un jovencito que está convencido que su abuelo era el dueño de ese fundo que se llama “ejército”. El actual Comandante en Jefe, con un mínimo de vergüenza y respeto por su institución, no dudo que lo dará de baja de inmediato, pues sino el que queda en ridículo es él: jefe de una banda armada, en que agarra el micrófono el más choro, el que se atreve, para quedar luego como el héroe..
Según la constitución de la República, el monopolio de las armas está confiado a las Fuerzas Armadas. Es decir nuestras vidas están entregadas en sus manos, sin ninguna otra posibilidad de defensa que la que nos da el respeto a esa constitución por parte de los detentadores del poder militar. Las intromisiones violentas del ejército en la vida civil del estado a través de la historia no comenzaron el 11 de septiembre de 1973, se repiten con frecuencia a través del tiempo. Es mentira que existe “una larga tradición democrática” de la fuerzas armadas chilenas. En eso se equivocó hasta Salvador Allende, que confió en ellos y nos pidió que confiáramos, pagándolo con su vida, y la vida, dolor y sufrimiento de más del 50% de la población chilena.


Eso ¡Nunca más!

Lo ocurrido ayer es de una tremenda gravedad. Altos exoficiales del ejército entrevistados por los medios de comunicación, entregaron opiniones que reflejan la liviandad con tomaron esta violación de, por lo menos, la Constitución de la República, el Reglamento Militar, y del Reglamento de conducta que debe observar todo empleado del estado (los militares no son mas que eso: empleados del estado, y por ello reciben sueldo, casa, auto, salud, educación, etc., etc.). Me refiero a las opiniones de personas como el excomandante de la Marina, Arancibia y del exoficial Raúl Labbe.

Señora Ministra, el proceso de democratización, que se supone que comenzó en marzo de 1990, ha asumido diversas áreas del quehacer del estado, pero desconocemos que se haya hecho algo en el área de la formación militar y defensa.

Cuando pedimos modernizar y democratizar la educación, es hora de que nos avoquemos a revisar, modernizar y democratizar los planes de educación y formación de las fuerzas armadas. Ellos no son más profesionales que un médico o un ingeniero o un profesor, con la diferencia que, además, ponemos en sus manos tecnología que puede significar la muerte de miles de personas. Imagínense lo que pensaran nuestros vecinos argentinos, bolivianos, peruanos, cuando estamos dotando de armamento de última generación a unas fuerzas armadas compuestas por oficiales como estos. ¡Imagínense a un piloto de F-16 enojado con alguno de nuestros países vecinos!

Se debe poner fin a los Colegios exclusivos que se construyeron durante la dictadura para los hijos de oficiales. Estos se deben abrir a la ciudadanía toda. No es posible que de allí pasen casi automáticamente a las escuelas de oficiales. De esta forma “la familia militar” se está transformando en una casta cerrada, que se distancia de la sociedad que la financia y le confiere un poder monopólico.

Es necesario que el estado civil examine los planes de educación de los distintos niveles de formación con que cuentan las fuerzas armadas. Ellos podrán saber mucho de tecnología militar, pero los contenidos de las demás materias que deben recibir militares en su formación como operadores de tecnología, debe ser revisada y aprobada por organismos representativos de la sociedad.

Debe ponerse fin a la cavernaria tradición que los hijos del pueblo sólo pueden llegar hasta suboficial. Los hijitos de papa y exoficiales parten desde “Escuelas de Oficiales” y nunca saben lo que vive la “tropa”, los que ponen la sangre en los combates. Por eso la masacre de Antuco, porque los oficiales nunca vivieron las condiciones de alimentación, de ropa, de movilización, de alojamiento, de entrenamiento, etc., que viven los hijos de los que vivimos de nuestro trabajo. En todos los países desarrollados, incluido EE.UU, baluarte de muchos de estos personajes, y a pesar del racismo existente, un muchacho que comenzó como simple soldado puede llegar a ser general. Vean el caso de Collin Powell. Sólo Chile tiene esta estructura de castas casi como en la India, con el agravante que la “familia militar” se siente depositaria única del “alma de la nación”, “salvaguarda de la constitución”, “defensores de la soberanía

En la mayoría de las empresas modernas, los casinos son para todos los empleados, desde el junior hasta el gerente. En los Regimientos sigue existiendo un “Casino de Oficiales” y un “Rancho para la tropa”. Se debe poner fin a esto por tratarse de reminiscencias del siglo pasado. La democracia debe llegar también a la vida de los cuarteles. Disciplina militar no significa permitir el abuso de oficiales sobre la tropa.
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