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Mientras Rumsfeld se preocupa por Morales y Chavez, el rearme chileno asusta el continente

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Esta semana trae noticias abrumadoras para la paz en América Latina. El 31 de Enero se han entregado a las Fuerza Aereas de Chile los primeros dos F16 de la Lockheed Martin de la última adquisición de 10 aviones de combate nuevos, comprados por el Gobierno en el cual Michelle Bachelet  fue Ministra de Defensa. Son los aviones de combate más modernos a disposición de un ejército latinoamericano y, por supuesto, han sido instalados en la base de Iquique, en el Norte del país, apuntando hacia Perú y Bolivia.

Al parecer, se han entregado 142 misiles AMRAAN, AIM9 y bombas JDAM junto con los dos impresionantes aviones de guerra. Solamente con este pedido de las Fuerza Aereas, Chile, con un gobierno de centro-izquierda, supera el gasto entero del programa de modernización del ejército de Venezuela al que se está oponiendo el gobierno de Estados Unidos, con su veto, tanto a la adquisición de aviones como de naves españolas,  así como al más modesto pedido de Brasil de aviones de entrenamiento.

Pero la carrera armamentísta de Chile va más allá y es incomparable por tamaño y calidad. A los flamantes F16 se añade la próxima entrega de otros 18 aviones F16 en desuso del ejército holandés. Chile no queda atrás tampoco en el proceso de renovación del ejército. El año pasado adquirió 100 tanques Leopard II alemanes. Según los expertos militares, frente a los tanques Leopard chilenos, los T-54/55 peruanos, los SK 105 bolivianos, los TAM argentinos no tendrían ninguna posibilidad.

Los Leopard II siguen la reciente adquisición de 284 Leopard I, 64 tanques franceses y 146 estadounidenses. El objetivo sería el de remplazar los tanques de vieja generación para llegar muy pronto a tener por lo menos 300 Leopard II. Frente a esta verdadera carrera armamentísta tuvo lugar, en Noviembre de 2005, la votación del parlamento suizo para dejar de abastecer al ejército chileno, oficialmente por ser "no rentable". En aquellas circunstancias el ejército chileno decidió recurrir a Alemanes y Holandeses.

El 2005, por mar, llegaron tres fragatas Spruance, armadas con los mortales misiles Tomahawk. 2.000 millones de dólares para los nuevos F16, 450 millones para 2 submarinos, otros 1.000 millones más destinados a la adquisición de helicópteros de guerra hasta 2010. Se puede decir que el ejército chileno lo tiene todo.

Pero, estas armas son ¿para combatir contra quién?
A partir del 2001, el Consejo de Seguridad Nacional de la CIA y el Centro de Investigaciones Militares de Chile han identificado a los movimientos indígenas latinoamericanos como la "nueva amenaza a la seguridad interna".

Los movimientos indígenas son "el enemigo" para Estados Unidos y su brazo armado chileno. Ya en el siglo XIX Chile combatió en la "Guerra del Pacífico" para defender los intereses británicos y en los años ’70 luchó contra "la subversión" aplicando el Plan Cóndor y matando a decenas de miles de oponentes políticos en toda la región.

En los últimos años, sobre todo en el periodo en que Michelle Bachelet fue Ministra de Defensa, su homólogo estadounidense Donald Rumsfeld viajó muchas veces a Santiago, ya mostrando compartir objetivos, ya favoreciendo el rearme de la Prusia chilena.

Por suerte Latinoamérica es el continente con el PIB más bajo destinado a la defensa, un promedio de 1.5%. Muchos ejércitos, entre ellos el venezolano, tienen armamentos de los años ’50 y ’60. La excepción es justamente la Prusia chilena, gobernada por el centro-izquierda de la ex-Ministra de Defensa Bachelet (excelente compradora de sistemas de armas muy caros y muy modernos), que gasta más del 4.1% del PIB, casi todo en Estados Unidos. Desde la época de Pinochet (y los gobiernos democráticos evitaron cambiar esta costumbre) el 10% de las entradas debidas a la venta de cobre se destinan al ejército para la adquisición de nuevos armamentos.

Para entender la magnitud del peligro chileno, es suficiente recordar un dato. Oficialmente Chile no combate una guerra desde hace 130 años pero gasta en defensa, como dijimos, el 4.1% del PIB. Colombia, que desde hace 40 años combate una guerra civil interna, gasta "sólo" el 3.6%. Los países limítrofes están en los niveles medios del continente: Perú en 1,6%, igual que Bolivia, Argentina en 1,4%.

La agresividad de Estados Unidos, con sus nuevas bases militaresen Paraguay y Ecuador y el Plan Colombia, obligó a países como Brasil y Venezuela a acelerar sus programas de renovación de armamento, para la necesaria elaboración de planes estratégicos de defensa integrados.

Está claro que, frente al constante rearme chileno, los Bolivianos y los Peruanos están obligados a revisar sus planes de defensa. Pero está claro también que una guerra entre Chile y la Bolivia de Evo Morales tendría un resultado previsible. Es suficiente recordar algunos datos: Bolivia tiene la mitad de población de Chile y su PIB es igual a un octavo. Según los datos de 2002, los gastos de Bolivia en armas son, en cifras absolutas, iguales a menos del 5% de los chilenos. Y no es todo: el ejercito chileno puede contar con 55.000 profesionales armados con los mejores y más modernos armamentos, el boliviano con 20.000 milicianos (el "soldadito boliviano" de la famosa canción). Es evidente que Bolivia no puede preocupar a Chile, y sin embargo Chile sigue rearmándose y apuntando hacia Bolivia.

Por lo que respecta la exportación italiana, en 2003 esta vendió armas por un total de 1.282 millones de Euros. Los clientes de América Latina constituyen el 20% de la exportación italiana. Brasil importa solamente 90 millones. El pequeño Chile está en segundo lugar con 74 millones de Euros. Al final de la lista, con menos de 9 millones, Venezuela. En comparación Venezuela, en calidad de importador, gasta alrededor del 7% del Chile de la Concertación.

Frente a estas noticias, el Ministro de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld acusa al presidente venezolano Hugo Chávez de ser el nuevo Hitler y manifiesta su preocupación por Evo Morales. Hace unos días el neo-conservador Daniel Pipes ofendió la memoria de Salvador Allende, el sentido común y la inteligencia comparándolo también a Hitler. Tiene que ser un vicio. Por lo demás en Estados Unidos se habla siempre del "eje del mal latinoamericano".

Perú, Bolivia, Brasil, Venezuela: la agresividad de Chile y Estados Unidos está obligando a América, el continente con los más bajos gastos militares, a examinarlos nuevamente y a aumentarlos, rearmándose a su turno. Si se rearman Estados Unidos o Chile nadie se queja. Si Bolivia o Venezuela son obligados a hacerlo, los clamores llegan al cielo. ¿Quién quiere jugar con fuego en América Latina para provocar una guerra contra los gobiernos progresistas?
Traduzione di Maria Cristina Bitti  –  Traduttori per la Pace
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