La izquierda latinoamericana hoy: entre la emancipación y el reformismo
por Beatriz Stolowicz.(México)
18 años atrás 15 min lectura
Los subtítulos han sido puestos por Piensa Chile para facilitar la lectura.
La Redacción
La lucha contra la pobreza es parte de la concepción igualitaria de la izquierda porque es la expresión más brutal de la desigualdad. Pero no toda crítica a la pobreza es pensada así. Desde finales del siglo XVIII, los ideólogos del capitalismo han justificado sus teorías y proyectos en nombre de la solución más idónea a la pobreza. Las políticas contra la pobreza no tienen marca registrada de izquierda; hasta el neoliberalismo, que multiplica cada día el número de pobres, tiene las suyas. Conocemos sus intenciones y resultados, pero son discurso, y confunde.
No es una declaración dogmática, ajena al análisis de la realidad, decir que la izquierda es anticapitalista o no lo es, y que, en América Latina, sólo puede serlo si es antiimperialista.
Es verdad que ha habido una vulgarización del marxismo por aquellos que pensaron el problema de las clases de manera estrecha, ajena al marxismo mismo. Pero una cosa es cuestionar los errores conceptuales y otra es negar la contradicción clasista en el capitalismo. Pero, además, la contradicción clasista no se da sólo por la explotación, expropiación directa o indirecta, sino también por la dominación. El capitalismo, en su modalidad histórica actual, ha multiplicado las formas de opresión y de exclusión; y, por ellos, es lógico que los rechazos, resistencias y rebeldías se multipliquen en una diversidad de expresiones sociales notable.
izquierda social”, por su vinculación al Estado o no, respectivamente. Plantear que sólo lo que está directamente referido al Estado es político, es adoptar los reduccionismos liberales. Y parten de ésto tanto quienes afirman que la política es sólo la que se da en el marco institucional, como quienes niegan la política en general, pensando en ella de esa misma manera. Así, aunque no se diga, y se proclame lo contrario, lo social queda residualmente convertido en la no-política. Así, es imposible ver la naturaleza política de algunos fenómenos sociales que inciden sobre el poder de los dominantes, aunque no se procesen directamente en el Estado.
La izquierda en el poder
¿Qué papel pueden jugar los gobiernos que conquista la izquierda para estos objetivos? Es más fácil pensarlo en los gobiernos nacionales pero no tanto en los locales. Y en verdad, las discusiones que sobre los gobiernos municipales de izquierda se dan desde hace ya 15 años pocas veces se abordan en relación a estos grandes desafíos políticos, sino de manera muy acotada a los problemas de gestión y a las posibilidades de participación social en esos ámbitos, pero sin vincular estos asuntos al proyecto político de la izquierda como un todo.
A la izquierda le tomó tiempo ver la complejidad del tema de la participación ciudadana, y comprobar que no bastan buenas intenciones para hacerla realidad. Por un lado hay que crear las instancias de participación, lo que implica cambios institucionales que requieren mayorías políticas, asunto que refiere al sistema político y que trasciende lo local. Y no basta con que haya instancias y mecanismos para que la gente participe: la participación no se decreta, se construye muy trabajosamente. Tienen que haber fuertes estímulos en cuanto a que es posible producir cambios para que los que están todo el día corriendo tras la subsistencia puedan dedicarle tiempo.
boca de gobernantes de izquierda. Como si el pobrerío estuviera en el consumismo.
El problema de fondo, para la izquierda, es qué hace frente a la limitación de recursos: si se conforma a gestionar lo existente, con todo el mérito de hacerlo con participación democrática, o se la juega para romper las trabas. Y éste es un problema político, no administrativo. Para empezar, hacer reformas fiscales progresivas requiere de enorme fuerza política. Por otra parte, los logros que en materia social puedan tener los gobiernos locales no compensan, en términos de necesidades populares, los efectos negativos del orden económico-social imperante; esto no se enfrenta sólo en el ámbito local, sino que compromete la acción de la izquierda en la organización y lucha del movimiento popular.
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