Leo una nota periodística que da cuenta de una acción criminal de un señor que actúa como Presidente de la república. La nota, publicada en el periódico digital Terra Noticias, reduce al mínimo los comentarios y pone tres frases del pronto ex mandatario de un casi país llamado Chile. Se trata del indulto presidencial al criminal que apuñaló y degolló a Tucapel Jiménez. Este acto repudiable lo justifica con un lacónico: “el bien superior del país”.
¿Qué bien puede resultar de un mensaje de esta envergadura? Perdonar es dejar todo en nada. Salvo que tratándose de tanta sangre derramada, de la vida de otra persona, solo el afectado puede perdonar. Los sobrevivientes de esa tragedia llamada dictadura militar no podemos perdonar ni olvidar.
¿Qué valores morales se nos entregan cuando debemos presenciar un justificativo, de algo injustificable, con la frase comodín del bien superior del país? Significa esto que hay bienes menores. Ante esta constatación solamente nos queda preguntarnos ¿somos la inmensa mayoría que no participa de ninguna cuota de poder el bien menor? Como también podemos preguntarnos ¿qué bien superior puede ser ese de poner la justicia a un lado y dar libertad a los asaltantes por mandato, a los ejecutores de crímenes diseñados en el confort de una oficina y sueldo de las instituciones armadas? Si esto no es invitación a la impunidad, invitación a quienes recurren a esos métodos de hacer política, a que lo vuelvan a hacer, pues en este casi país los criminales gozan de buena salud y mejores atenciones, dudo mucho que de tal invitación pueda salir algo superior.
El segundo comentario de su excelencia habla de “dar una señal potente para comenzar a dejar las cosas en el pasado” Si notamos, también al pasar, que antes dijo superior, ahora dice potente, hay como un fatalismo heredado del lenguaje de la dictadura, una ideología neoliberal, de yo tengo la razón, tu te sometes. ¿Es el sueño frustrado del pequeño dictador que lleva en su alma? Dejo esto aquí, no sea que se me envíen ciertos escuadrones o comandos conjuntos. Sin embargo este natural temor no me impide pronunciarme contra esta muletilla de concertacionistas, derechistas, personeros del aparataje de la dictadura y las nuevas caras de lo mismo, su persistente insistencia en olvidar. Como no pretendo que esto sea un dialogo con ellos no les preguntaré que es el olvido ni que beneficios esperan obtener.
Para nosotros olvidar es convertirnos en cómplices de esos criminales, es volver a asesinar a nuestra gente, es dejar todo en nada para que ellos vuelvan a su trabajo de defender a sangre y fuego su efímero poder, su negocio, sus sobresueldos, su ego en el bronce, mientras los problemas se acumulan sin soluciones reales. La memoria es nuestro más preciado derecho, es la certeza de que haremos justicia. También es patrimonio cultural y por lo mismo, sin memoria no podemos aspirar a los cambios. En este sentido su canto pidiendo olvido es querer ocultar esos crímenes con la muerte del alma nacional. Algo simplemente inadmisible.
La nota que comento nos dice que El Señor Presidente se considera amigo del hijo del asesinado, y ahora víctima sin justicia. Con un amigo así nadie necesita enemigos. Dios me libre de tener a tan connotado señor como amigo alguna vez. El anuncia una cosa y deja traslucir otra, y todo, como si aquí no pasara nada. O es la más absoluta cara de palo y el desprecio al infinito hacia sus no iguales o es la más despreciable de las falencias humanas: la insensibilidad. Nos dice: “Me gustaría más adelante, con tranquilidad, poder conversar con él de una manera privada y explicarle las razones que he tenido”. Esta frase es de antología y da para un estudio detenido de las sinrazones de la razón de un estadista en decadencia. Cuando veo las encuestas que le dan a este ser insensible un 60% de aceptación no puedo no poner todo en duda o las encuestas están falseadas o los encuestados no saben que valoran o ya no hay valores que defender o Chile ya no es Chile sino un simple ruedo de circo. Que anuncie su deseo de explicar en privado algo que no explica en público, pero cuyas consecuencias las sufrimos todos es un doble insulto producto de una arrogancia superior.
Toma una medida de dominio público, no la explica, pero nos anuncia que puede explicarla en privado a una persona. Solo hay dos caminos posibles: es una treta para desviar la atención y de ser así solamente está jugando con los sentimientos de la gente; es un sentimiento verdadero y de este modo no dice que de una parte en un país proclamado democrático, nosotros la gente, nosotros el pueblo, nosotros los sin poder no tenemos derecho a la verdad., lo que ya es algo terrible, peor aún nos está diciendo que ha tenido “razones”. Como se trata de que se dirige a todos y entre estos todos hay entes pensantes, pues no puede uno no interrogarse sobre que significa esto de haber tenido “razones”, razones que no puede explicar públicamente. ¿No habrá querido decir presiones o razones de pesos o extorsiones? Linda forma de comunicar con un doble discurso: dice algo, insinúa otra cosa y quiere significar algo completamente distinto, es decir quedamos en el limbo.
Concluye la nota con : “Las declaraciones las realizó antes de encabezar la ceremonia de conmemoración del natalicio de Bernardo O´Higgins en la ciudad de Chillán, Octava Región.” Es el perfecto broche de oro, indultar a un criminal imperdonable, por razones inconfesas, justo en el día del natalicio de nuestro libertador. ¿Sería muy fuerte recurrir al dicho de que Chancho embarrado siempre quiere embarrar a otro? Pregunto esto con toda humildad, pues no quiere que nadie piense mal sobre las sinrazones de nuestro máximo más igual a otros más iguales a él.
A nosotros, los del montón, nos queda la duda obligándonos a pensar y alumbrarnos el camino. Ninguno de los más iguales será muy diferente, lo que también podría escribirse como que lo que venga con la concertación ha de ser más de lo mismo.
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