Marcela Aranda: Cura Poblete me llevaba con otros hombres para que me violaran mientras él miraba
por Cooperativa.cl
5 años atrás 9 min lectura
«Él me obligó a abortar, y no sólo una vez, tres veces», relató la mujer.
La teóloga apuntó a que sufrió los abusos del jesuita entre 1985 y 1993.
Marcela Aranda, la mujer que denunció al fallecido sacerdote Renato Poblete, ahondó en los abusos que sufrió contando incluso que el otrora líder jesuita la obligó a abortar en tres oportunidades.
La teóloga relató a Ahora Noticias que el sacerdote jesuita «comenzó a abusarme sexualmente con mucha violencia. Me llevaba donde otros hombres para que me violaran y me golpearan por turnos, mientras él miraba«.
«Fue un periodo de ocho años de abusos», detalló Aranda quien precisó que «es un abuso de conciencia, poder y sexuales».
«Lo que más me hace sufrir es que él me obligó a abortar, y no sólo una vez, tres veces«, remarcó al noticiero.
«Me siento responsable de otras víctimas»
La mujer sostuvo que su decisión de contar su historia es para ayudar a quienes han sido víctimas de abusos, no solo por parte de integrantes de la Iglesia.
«Quiero contar mi historia porque me siento responsable de otras víctimas, el dolor de las noticias que hemos visto, de tantos abusos, no solo en contexto eclesiástico, sino también en la sociedad civil, ha sido muy duro. Yo creo que contando algo de mi historia puedo ayudar a esas personas a salir de su dolor», dijo.
«Fueron ocho años de martirio, de sufrimiento, me fue despedazando, arrasando, hasta que no quedaran nada de mí», aseveró.
El dolor de los abortos
Además, relató cómo Renato Poblete la obligó a abortar, no solo una, sino que tres veces.
«Lo más terrible y lo que más me hace sufrir, porque nunca lo voy a poder a sacar de mi memoria ni de mi corazón, es que él me obligó a abortar y no sólo una vez, tres veces. Tres niños que nunca pude abrazar, despedazados por un hombre abominable», rememoró.
«Me recogía y me llevaba a practicar un aborto, sin que yo lo supiera la primera vez. Yo no sabía a lo que iba», añadió.
Aranda comentó que en esa época tenía unos 20 años y que no supo dónde iba hasta que llegó al lugar, cuando Poblete «me adormeció, así que no estuve consciente, solo cuando desperté en mi casa».
Consultada respecto a las otras dos ocasiones en que la obligó a abortar, dijo que Poblete «siempre me amenazaba, yo estaba aterrorizada, además que hay que comprender que a una víctima la van destruyendo de a poco en su voluntad entonces al final no queda nada, ya no tienes fuerzas, te dejas llevar, es como una manera de sobrevivir».
«Fue imposible escapar de esto», recalcó.
El recuerdo de los abusos después de haberlos «borrado»
La denunciante además planteó que de algún modo olvidó estos hechos, como un mecanismo de sobrevivencia.
«Algunas de las víctimas, sobre todo de abusos graves, tendemos a olvidar completamente como un mecanismo de defensa para poder sobrevivir con los abusos, pensar que nunca existieron y a mí en los últimos 25 años eso fue lo que me pasó, ese período se borró de mi consciente, era como años que nunca hubieron existido».
No obstante, los diversos episodios de abusos en la Iglesia Católica la fueron llevando a recordar lo que le ocurrió.
«Fue un periodo bastante largo, durante 2018 con las noticias sobre los abusos en la Iglesia, me empezó a surgir desde dentro un malestar, como una náusea frente a este tema, de verdad no lo toleraba y esto después se agudizó más todavía cuando invitan a James Hamilton y a Juan Pablo Hermosilla a la Facultad de Teología justo para hablar de los abusos en contextos eclesiásticos», comentó.
«En esos días y en los días que vinieron yo me sentí pésimo, me vino un colapso, durante horas, poco a poco, mucho dolor, mucho horror, manifestaciones de llanto y otras más que fui pudiendo poner en palabras los horrorosos abusos de los cuales fui objeto», agregó.
Marcela Aranda, denunciante de Renato Poblete: El abuso te destruye y pulveriza #CooperativaContigo https://t.co/KBch0mBBJP pic.twitter.com/Ff9Heljxjg
— Cooperativa (@Cooperativa) 27 de enero de 2019
Marcela Aranda, la mujer que denunció al fallecido sacerdote Renato Poblete, ahondó en los abusos que sufrió contando incluso que el otrora líder jesuita la obligó a abortar en tres oportunidades.
La teóloga relató a Ahora Noticias que el sacerdote jesuita «comenzó a abusarme sexualmente con mucha violencia. Me llevaba donde otros hombres para que me violaran y me golpearan por turnos, mientras él miraba«.
«Fue un periodo de ocho años de abusos», detalló Aranda quien precisó que «es un abuso de conciencia, poder y sexuales».
«Lo que más me hace sufrir es que él me obligó a abortar, y no sólo una vez, tres veces«, remarcó al noticiero.
«Me siento responsable de otras víctimas»
La mujer sostuvo que su decisión de contar su historia es para ayudar a quienes han sido víctimas de abusos, no solo por parte de integrantes de la Iglesia.
«Quiero contar mi historia porque me siento responsable de otras víctimas, el dolor de las noticias que hemos visto, de tantos abusos, no solo en contexto eclesiástico, sino también en la sociedad civil, ha sido muy duro. Yo creo que contando algo de mi historia puedo ayudar a esas personas a salir de su dolor», dijo.
«Fueron ocho años de martirio, de sufrimiento, me fue despedazando, arrasando, hasta que no quedaran nada de mí», aseveró.
El dolor de los abortos
Además, relató cómo Renato Poblete la obligó a abortar, no solo una, sino que tres veces.
«Lo más terrible y lo que más me hace sufrir, porque nunca lo voy a poder a sacar de mi memoria ni de mi corazón, es que él me obligó a abortar y no sólo una vez, tres veces. Tres niños que nunca pude abrazar, despedazados por un hombre abominable», rememoró.
«Me recogía y me llevaba a practicar un aborto, sin que yo lo supiera la primera vez. Yo no sabía a lo que iba», añadió.
Aranda comentó que en esa época tenía unos 20 años y que no supo dónde iba hasta que llegó al lugar, cuando Poblete «me adormeció, así que no estuve consciente, solo cuando desperté en mi casa».
Consultada respecto a las otras dos ocasiones en que la obligó a abortar, dijo que Poblete «siempre me amenazaba, yo estaba aterrorizada, además que hay que comprender que a una víctima la van destruyendo de a poco en su voluntad entonces al final no queda nada, ya no tienes fuerzas, te dejas llevar, es como una manera de sobrevivir».
«Fue imposible escapar de esto», recalcó.
El recuerdo de los abusos después de haberlos «borrado»
La denunciante además planteó que de algún modo olvidó estos hechos, como un mecanismo de sobrevivencia.
«Algunas de las víctimas, sobre todo de abusos graves, tendemos a olvidar completamente como un mecanismo de defensa para poder sobrevivir con los abusos, pensar que nunca existieron y a mí en los últimos 25 años eso fue lo que me pasó, ese período se borró de mi consciente, era como años que nunca hubieron existido».
No obstante, los diversos episodios de abusos en la Iglesia Católica la fueron llevando a recordar lo que le ocurrió.
«Fue un periodo bastante largo, durante 2018 con las noticias sobre los abusos en la Iglesia, me empezó a surgir desde dentro un malestar, como una náusea frente a este tema, de verdad no lo toleraba y esto después se agudizó más todavía cuando invitan a James Hamilton y a Juan Pablo Hermosilla a la Facultad de Teología justo para hablar de los abusos en contextos eclesiásticos», comentó.
«En esos días y en los días que vinieron yo me sentí pésimo, me vino un colapso, durante horas, poco a poco, mucho dolor, mucho horror, manifestaciones de llanto y otras más que fui pudiendo poner en palabras los horrorosos abusos de los cuales fui objeto», agregó.
El pasado 27 de enero, Marcela Aranda habló por primera vez con la prensa sobre la denuncia contra quien fuera capellán del Hogar de Cristo, detallando que los abusos ocurrieron entre 1985 y 1993.
La profesional denunció el caso al obispo Charles Scicluna, quien fue enviado por el papa Francisco para conocer en detalle los casos de abuso en Chile luego de las polémicas que surgieron tras su visita a Chile.
Denunciante: «Red de encubrimiento en la Compañía de Jesús es espantosa»
Además, Aranda dijo que acudió en más de una oportunidad al entonces provincial jesuita Juan Ochagavía y que, hasta la fecha, no sabe qué hizo con la información.
Frente a ello, Allan Pineda, víctima y denunciante de un sacerdote jesuita, acusó una red de encubrimiento dentro de la orden.
«Varios provinciales, Fernando Montes, Juan Díaz, Eugenio Valenzuela, que es otro de los condenados, más Ochagavía, todos es lo mismo. Todo es lo mismo. La red de encubrimiento que existe en la Compañía de Jesús es espantosa y la negación es absoluta«, acusó.
Indicó que «hay muchos casos de encubrimiento de la misma Compañía de Jesús no sólo de los provinciales, sino de los altos mandos».
Mientras que el vocero de la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos, Helmut Kramer, reaccionó a las declaraciones de Aranda, asegurando que «estas son características de un depredador sexual de palabras mayores. Frases que se repiten una y otra vez, ‘yo voy a ser tu padre'».
«Nosotros respetamos mucho la decisión de las víctimas, de los sobrevivientes, de las sobrevivientes de tomar el camino de la justicia eclesiástica. Nosotros, en múltiples ocasiones, hemos hecho un llamado reiterado acercarse a Fiscalía. Entendemos que muchas veces no es fácil hablar, no es fácil hacerlo público y eso es una decisión bastante personal», manifestó.
Actualmente la Iglesia Católica lleva adelante la investigación a la que se sumaron los testimonios de otras denunciantes.
Producto de estos casos, el Gobierno decidió retirar la estatua y la placa alusiva al sacerdote jesuita en el parque urbano que -hasta entonces- llevaba su nombre.
[Fotos] Sólo Parque Fluvial y sin estatua: El antes y después del ex Parque Renato Poblete #CooperativaConversa https://t.co/CJ2JDodzXX pic.twitter.com/gEGqwn8Xc3
— Cooperativa (@Cooperativa) 9 de abril de 2019
Consultados por Cooperativa, la Compañía de Jesús declinó referirse a las últimas declaraciones de Marcela Aranda.
Renato Poblete, fallecido el 10 de febrero de 2010 a los 85 años, fue una figura importante en la Iglesia Católica donde destacó su rol como capellán del Hogar de Cristo y su amistad con el padre Alberto Hurtado.
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