Francisco tiene gran habilidad para jugar con metáforas sobre animales: en una de sus intervenciones pastorales, le dijo a los sacerdotes que “tuvieran olor a oveja”, (y yo agrego, “no billetes, como el monseñor 500”). En otra oportunidad se refirió a los leones – es decir, la Curia vaticana  – como animales no tan furiosos como aparecen, en una metáfora respecto al profeta Daniel.