Para los cubanos no solamente ha habido un solo 11 de septiembre, muchos han sido los nefastos acontecimientos que los han hecho crispar los puños con rabia e indignación, sacando a flote su energía y virilidad. Los miles de muertos y heridos ocasionados por el terrorismo en la Isla, paradójicamente financiado o permitido por los Estados Unidos, han sido las víctimas en cada año, en cada mes, en cada día. Por eso es difícil para mí no dejar de solidarizarme con aquellos a los que septiembre les arrebató los sueños y la esperanza.