Hablamos horas sobre sus filiaciones, acerca de por qué en determinado momento se hizo médico, luego masón y más tarde comunista. Su respuesta para todos los casos era más o menos la misma: porque la vida lo coloca a uno en unas circunstancias en las que uno tiene que decidir y tomar posición, hacer lo que tiene que hacer. En ese “hacer lo que uno tiene que hacer” se jugaba lo que era Carlos.