Nadie ha sido indiferente al ver el grave problema de Sebastián Piñera con sus camisas y otras prendas de vestir. Sus brazos cortos (síndrome de Rusell-Silver) lejos de provocar hilaridad causaron consternación porque, al parecer, ningún familiar o miembro de su círculo de confianza , se atrevió a sugerirle un sastre, una costurera, alguien que le acortara las mangas de las camisas evitando que sus manos desaparezcan tragadas por esos desmesurados prepucios de tela infame.