Y así vemos que en los pueblos pequeños y débiles que enfrentan fuerzas poderosas, cunden los traidores y los que se lavan las manos.  Aquellos que teniendo el poder político  y la confianza que les da la Patria, obran a espaldas de ella, abriendo las puertas de defensa de la ciudad, mostrando los puntos débiles, poniéndoles a los vencedores la alfombra roja para que entren cómodamente sin mancharse los pies.