Hacia un mundo sin Estados Unidos
Tratando de salvarse de la bancarrota la Unión Soviética, a fines de los 80, en un plan de ahorro desesperado, cortó todas las ayudas a sus aliados y estos se desbandaron. Tratando de evitar un fenómeno similar al vivido por la URSS la administración Obama esperó meses antes de suspender su ayuda a Egipto. Es verdad que, a la luz de la ley estadounidense, esa ayuda se ha hecho ilegal a raíz del golpe militar que derrocó la dictadura de la Hermandad Musulmana. Pero también es cierto que nada obligaba a la Casa Blanca a llamar las cosas por su nombre. Lo que hasta ahora hizo la administración Obama –a lo largo de 3 meses– fue evitar cuidadosamente la mención de las palabras «golpe de Estado» para seguir manteniendo a Egipto en el bando del Imperio. Y ahora, bruscamente, y sin que se haya registrado el menor cambio en El Cairo, Washington decide “cortar el agua y la luz”.
Putin impone a Obama la salida a la crisis siria
El acuerdo de Washington y Moscú para la localización y destrucción del arsenal de armas químicas sirias es un triunfo diplomático indudable para el Gobierno ruso y un gran alivio, al menos temporal, para el régimen de Asad. Ni en los Balcanes ni en Irak, Rusia pudo interferir en los planes de EEUU y Europa. Esta vez ha sido diferente. Obama acepta básicamente los principios clave de la posición rusa en relación a las armas químicas sirias.
El Deus ex Machina que salvó a Obama y al mundo
Todo lo que podemos decir por el momento es que, milagrosamente, a Obama le ofrecieron una salida del foso que había cavado para sí mismo.
Ahora no le queda otra alternativa que aprovecharla.
La diplomacia rusa, estos días, es evidentemente mejor que la nuestra por órdenes de magnitud. Allá saben cómo aprovechar oportunidades, marcar hitos; se basan en su ingenio. Nuestros dirigentes solo saben cometer errores. Si subsisten, es por pura suerte. También nos superan en el respeto a los derechos y deberes internacionalmente reconocidos.
Querer regentar el mundo de manera unipolar es ilegítimo e inmoral
20 de febrero de 2007
“¿Pero qué es un mundo unipolar? Por mucho que se intente adornar ese término, en la práctica ello tiene sólo una significación: existencia de un solo centro del poder, de un solo centro de fuerza y un solo centro de la toma de decisiones. Es el mundo en que hay un solo dueño, un solo soberano. Al fin y al cabo, ello resulta pernicioso no sólo para aquellos que se encuentren dentro de los marcos de tal sistema, sino también para el propio soberano, pues ese sistema lo destruye desde dentro. Además, tal estado de cosas no tiene nada que ver con la democracia. Porque la democracia, como es sabido, es el poder de la mayoría, en el que se consideran los intereses y las opiniones de la minoría.