Elección de Gobernadores
Para completar el proyecto de regionalización sería necesario incluir plebiscitos regionales y comunales, que puedan ser convocados, sea por el gobernador, por la mayoría de los consejeros regionales, o un número determinado de firmas por parte de los ciudadanos de cada región; en el caso de las comunas, lo mismo se aplica a los alcaldes, concejales y vecinos.
Fraude a mano armada
Hay que saber muy poca historia para creer que la corrupción es un asunto de hoy: existió durante la guerra del Pacífico, que no sólo fue un negocio redondo para dueños de salitreras y minas de carbón, además de compradores de bonos de las guaneras peruanas, sino también para quienes aprovisionaron al ejército, bajo la dirección del ministro Rafael Sotomayor.
Del MilicoGate al PacoGate
Son tantos los millones defraudados que, por lógica, oficiales y suboficiales tenían que gastarlo en lujos muy ridículos: el capitán Carlos Rojas, por ejemplo, contrató una limusina, equipada con todos los servicios, cuyo costó oscilaba entre uno y tres millones de pesos, además arrendó un helicóptero privado para volar sobre el Cañón del Colorado, otro oficial tiene cabañas en Villarrica, y un tercero una colección de autos de lujo; estos lujos, dentro de lo que se ha descubierto.
La mentalidad oligárquica: “poderoso caballero es don Dinero”
El gobierno del altiplano, con todo derecho, intentó cobrar a las empresas un impuesto de 10 centavos por quintal de salitre explotado; Edwards presionó tanto al gobierno boliviano como al chileno para ponerle fin, pero la empresa se negó a pagar el impuesto, más bien se dedicó a “comprar” periodistas chilenos a fin de que expandieran una campaña chauvinista para agitar la guerra contra Bolivia. El Presidente Aníbal Pinto no resistió las presiones de Edwards y decidió ocupar Antofagasta. Un pacto peruano-boliviano fue el pretexto para iniciar la guerra del Pacífico. Siempre las guerras, incluso la de 1891, han sido muy útiles para acrecentar las riquezas de la familia Edwards.