El problema no es Trump, sino nosotros
La obsesión con Trump es una fachada para muchos de esos que se autoproclaman «liberales de izquierda», como para reclamar una decencia política. No son de «izquierda», y tampoco son especialmente «liberales». Gran parte de la agresión de Estados Unidos hacia el resto de la humanidad provino de las administraciones conocidas como liberal demócratas, como la de Obama. El espectro político de Estados Unidos se extiende desde el centro mítico a una derecha lunática. La «izquierda» está representada por renegados sin hogar, a quienes Martha Gellhorn describió como «una fraternidad extraña y completamente admirable». La autora excluyó a aquellos que confunden la política con una fijación con sus ombligos.