¿Cuál será el Lagos que veremos ahora como candidato? Sin duda, no el expropiador de 1962. Pero tal vez tampoco el colaborador de 2000, o el resignado de 2012. La concentración del mercado financiero, las colusiones y el fiasco del CAE son fantasmas que lo perseguirán en esta candidatura, y ante ellos está obligado a ensayar nuevas respuestas.