Por útil no quiero decir rentable, ni transable, ni comerciable, ni intercambiable, ni susceptible de ser integrada en un paquete de valores titulizables en los mercados financieros. Si estuviese aquí Juan Danús, mi inolvidable profesor de filosofía en el Liceo de San Fernando, escuchar eso le provocaría una de sus memorables rabietas. No. Por útil entiendo provechosa o beneficiosa para el ser humano, para la vida cotidiana, para la coexistencia en sociedad, para la búsqueda y el hallazgo de la felicidad. Confiesa que no es poco.