Los israelíes están hartos de Netanyahu. Están hartos del gobierno. Están hartos de todos los partidos políticos. Están hartos de sí mismos. Están hartos.
Ésta ha sido la causa de la desintegración del gobierno esta semana. No se ha desmoronado por un problema en particular. Está claro que no se ha desmoronado por asuntos irrelevantes como la guerra y la paz, la ocupación, el racismo, la democracia y tonterías del estilo. Curiosamente, esto ya le pasó una vez a Netanyahu. Su primer gobierno se desintegró en 1999, y en todo el país se pudo escuchar un sonoro suspiro de alivio.