A Gustavo Dudamel, en Dolor Mayor
Leo tu clamor, Gustavo, y lamento profundamente que un personaje como tú, al que tanto hemos aplaudido y respetado, haga uso de su prestigio como artista internacional para invocar la rectificación del presidente Maduro, pero no llamas a la reflexión a los Freddy Guevara, a los Capriles y a sus secuaces que convocan la muerte todos los días. Hubiera sido de gran ayuda que, como el papa Francisco, invitaras al diálogo a la oposición venezolana, que se resiste a dialogar, en ejercicio pleno de la política.
Cancillerías de 8 países latinoamericanos falsean declaraciones del papa Francisco para adecuarlas a su injerencismo
Los Gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Perú, Paraguay y Uruguay tergiversan descaradamente las palabras del Papa: “No resultó porque las propuestas no eran aceptadas y sé que ahora están insistiendo (…) yo creo que tiene que ser con condiciones muy claras. Parte de la oposición no quiere esto. Es curioso, la misma oposición está dividida”, respondió a la pregunta del periodista español Francisco a Antonio Pelayo. Agregó que todo lo que se puede hacer por Venezuela hay que hacerlo, con las garantías necesarias, “si no jugamos al tin tin pirulero, y no va la cosa”. Casi enseguida salió el combo de la MUD a rechazar las declaraciones de Francisco. Se agarraron de la frase «Condiciones muy claras» y a partir de ella hicieron otra construcción del discurso del papa.
¿Matar a conveniencia? El «doble» asesinato de un joven opositor en Venezuela
La acusación fue inmediata: no habían pasado ni dos horas del suceso y, tanto medios de comunicación como voceros de la oposición, habían culpado al gobierno por la muerte de Juan Pernalete «por una bomba lacrimógena en el pecho». El caso, sin embargo, ha dado un vuelco inesperado para la derecha
Venezuela y el eterno retorno conservador: la violencia
Luego de tanto luchar experimentando nuevas rutas tácticas que le permitieran construir una base de apoyo popular para ganar en los pasados comicios parlamentarios de diciembre de 2015, la oposición venezolana parece haber visto truncadas sus posibilidades democráticas y constitucionales de llegar al poder ejecutivo y regresa a la violencia como mecanismo inercial de su acción política.
¿Qué pasa realmente en Venezuela?
El chavismo permea como identidad de gran parte del pueblo venezolano, aún en condiciones adversas. Incluso con aquellos que pudieran estar “desilusionados” con el actual estado de cosas. La consultora opositora Datanálisis, en un reciente sondeo, muestra que al menos 5 de cada 10 venezolanos sigue reivindicando el legado de Chávez. Hinterlaces, por otro lado, muestra que hay una progresiva recuperación del oficialismo ante las nuevas iniciativas económicas.
Presidente Rafael Correa: "Este ya no es el Ecuador del pasado”
“Vamos a responder con alegría, vamos a responder con más trabajo y con esperanza. Vamos a responder con los colores de la Patria”, aseguró el Mandatario ecuatoriano a viva voz frente a la Plaza de la Independencia totalmente repleta para apoyar la democracia y la Revolución Ciudadana.
Venezuela: El diálogo y la violencia en sus respectivos laberintos
La continuidad del diálogo entre el gobierno y la oposición política no significó el cese automático de la violencia que, aunque reducida a pequeños ghettos en urbanizaciones de clase media y alta y a asesinatos selectivos de dirigentes chavistas, como el reciente asesinato del presidente del Concejo Municipal capitalino, Eliezer Otaiza, son hechos magnificados por la cartelizada prensa comercial que sirven de excusa para una eventual intervención extranjera.
Amnistía Internacional, Venezuela y los derechos humanos
Incapaz de tomar el poder por la vía legal y democrática, la oposición ha decidido volver a los métodos violentos que usó en 2002 y que desembocaron en un golpe de Estado contra el presidente legítimamente electo Hugo Chávez. La comunidad internacional condenó esos nuevos ataques contra el orden constitucional y brindó su apoyo al gobierno de Nicolás Maduro, pero la organización de defensa de los derechos humanos adoptó una posición partidista sobre Venezuela en la que ubica en un mismo plano al Gobierno constitucional y a la oposición golpista responsable de las violencias mortíferas.