Después de los sucesos de La Higuera y el asesinato del Che, la CIA intensificó la campaña de desinformación, con el propósito de distorsionar la actividad guerrillera y calumniar a sus principales protagonistas”, maniobra destinada fundamentalmente a presentar una historia Made in USA, manipulada y malintencionada, para los públicos estadounidenses y europeos, como expresara despectivamente un oficial de la CIA en La Paz, quien dijo a un periodista que los bolivianos no importaban porque “ellos son analfabetos, no saben leer, importan los europeos y norteamericanos”.