Hacia un mundo sin Estados Unidos
Tratando de salvarse de la bancarrota la Unión Soviética, a fines de los 80, en un plan de ahorro desesperado, cortó todas las ayudas a sus aliados y estos se desbandaron. Tratando de evitar un fenómeno similar al vivido por la URSS la administración Obama esperó meses antes de suspender su ayuda a Egipto. Es verdad que, a la luz de la ley estadounidense, esa ayuda se ha hecho ilegal a raíz del golpe militar que derrocó la dictadura de la Hermandad Musulmana. Pero también es cierto que nada obligaba a la Casa Blanca a llamar las cosas por su nombre. Lo que hasta ahora hizo la administración Obama –a lo largo de 3 meses– fue evitar cuidadosamente la mención de las palabras «golpe de Estado» para seguir manteniendo a Egipto en el bando del Imperio. Y ahora, bruscamente, y sin que se haya registrado el menor cambio en El Cairo, Washington decide “cortar el agua y la luz”.