Si la clase trabajadora no entra en escena, con sus métodos históricos de movilización y su capacidad única de afectar directamente los bolsillos de los grandes empresarios y el funcionamiento del gobierno y del país entero, podría darse un escenario en que pese a la enorme fuerza de nuestra movilización, del esfuerzo, sacrificio, entrega y energía de millones de jóvenes, mujeres y trabajadores, el resultado de una de las rebeliones más importantes de nuestra historia sea la impunidad a las violaciones a Derechos Humanos y una nueva Constitución que sólo legitime los pilares fundamentales del Chile neoliberal heredado de la dictadura, profundizado por la derecha y la Concertación.