La verdad es que cuesta mucho creer que en Chile se haya elegido a una persona para escribir una nueva constitución que piense que existen diferencias biológicas que explican las capacidades entre hombres y mujeres, que la homosexualidad es una anomalía, que la cultura occidental es infinitamente superior a las indígenas, que las personas en situación de discapacidad son meros lisiados o que se deban sacrificar los animales callejeros.