En la época en que luchábamos contra la dictadura de Augusto Pinochet en las Comunidades Cristianas de Base, se hablaba siempre del Pinochet que tenemos en nuestras almas y que, incluso inconscientemente, lo utilizábamos en nuestra relación con el otro – qué lejos está la iglesia de Ricardo Ezzati de aquella del Cardenal Raúl Silva Henríquez donde era la voz sin los sin voz – ahora, después de 25 años de gobiernos de una supuesta centro-izquierda, volvemos al mismo punto de partida: por desgracia, los vicios de la dictadura se han traspasado a las élites plutocráticas gobernantes.