En una coyuntura tan crítica resulta especialmente lamentable la situación de la Iglesia jerárquica. La Conferencia Episcopal emitió un tímido primer comunicado que pasó casi inadvertido. Algunos obispos han reflexionado denunciando la violencia y la quema de recintos sagrados, y la propia Conferencia, tras reunirse de emergencia, emitió el 12 de noviembre un mensaje implorando el término de la violencia y la apertura a un diálogo amplio sin exclusiones. Entretanto la conferencia de religiosos, algunas congregaciones y grupos laicales comprometidos se han pronunciado con decisión frente a las causas y perspectivas de la conmoción social.