La excusa para la llamada “Justa Causa” eran los vínculos con el narcotráfico y los pésimos modales democráticos del general Manuel Antonio Noriega, en el poder desde 1983. Pero Noriega era un antiguo agente de la CIA, y la agencia de inteligencia norteamericana estaba perfectamente al tanto de las frecuentaciones non sanctas del general. Nunca se sabrá con exactitud el número de muertos. Se habla de un mínimo de 600 muertos, y algunas fuentes lo hacen trepar hasta 3.000.