Mientras tanto la muerte sigue cayendo a borbotones de fuego, a ramalazos de esquirlas, sobre escuelas, casas, edificios, hospitales, calles, carpas, playas, esquinas.  Al menos 370 escuelas han sido dañadas o destruidas; 94 hospitales y centros de salud han sido atacados. Más de 100 funcionarios de las Naciones Unidas y organismos humanitarios han sido asesinados.