¿Tolerar a los intolerantes?
¿Siempre me he preguntado cómo se puede obviar a personajes intolerantes, odiosos y resentidos? Reconozco que muchas veces he tratado que me sean indiferentes y que no merezcan un poco de mí tiempo y atención, pero es más difícil de lo que pensaba. Porque personajes como el ex candidato presidencial José Antonio Kast, la conductora y ex cantante Patricia Maldonado o el Diputado de derecha Manuel Urrutia, con su incontinencia verbal producen tanto o más daño que un psicópata o un asesino serial, y que por supuesto no pueden ser ignorados.
Comunidades migrantes lamentan muerte de joven haitiana internada en la Posta Central y convocan a velatón
Joane Florvil fue detenida el miércoles 30 de agosto acusada de abandonar a su hija de 2 meses en la Oficina de Protección de Derechos (ODP) de la comuna de Lo Prado, situación que desde la comunidad de haitianos desmienten, dado que Joane no había abandonado a su hija, sino que persiguió a un asaltante que le robó su bolso, situación que fue percibida como un abandono por algunas personas que llamaron a Carabineros. Tras la denuncia, la joven fue detenida y desde allí fue traslada a la Posta Central donde falleció.
Argentina: Reflexiones después del balotaje
Hay que comenzar señalando la tremenda tristeza que produce ver que este pueblo que protagonizó la heroica pueblada del 2001, que hizo temblar las estructuras de la institucionalidad burguesa, 15 años después haya optado por dos alternativas de derecha y entre ellas, ungió a la peor. Macri evidentemente ganó con millones de votos de trabajadores, lo que indica la nefasta influencia del kirchnerismo en el nivel de la consciencia popular, empujándola hacia la derecha. Humildes explotados que cansados de la mentira, el engaño, la soberbia, la prepotencia, el punterismo, la patota, la corrupción y la precarización laboral kirchnerista, se volcaron a la alternativa que visibilizaron como la única que podía derrotarlo, aunque esta fuese aún más de derecha.
Trenes hacia Europa
Ese tren lleno hasta los topes de sed y de hambre, de niños llorando, con los andenes abarrotados de gente esperando al sol, a más de treinta grados, un poco de humanidad, un trozo de lástima; ese tren, decía, es muy viejo, ha ido parando en todas las estaciones del espanto, en Buchenwald, en Majdanek, en los pogromos, en los autos de fe, en Málaga y en París; ha ido una y otra vez, cargado de gitanos, judíos, moros, hugonotes, armenios, pueblos extinguidos, parias de la tierra, cruzando los rieles de este continente miserable y empapado de sangre, esta tierra hipócrita que presume de civilización y no produce más que mierda impresa en billetes de banco, este museo de la atrocidad llamado Europa donde el dolor nunca alcanza más allá de nuestros dedos.