El origen de estos relatos se encuentra en maravillosas narraciones que hacía mi ‘papabuelo‘, Alfredo Raiteri Cortez, amenizando tertulias familiares a las cuales se acoplaban amigos y amigas de la infancia y junto a él, recorríamos imaginariamente los diversos parajes y lejanías de lugares misteriosos de nuestra tierra. Así nos fuimos educando en el amor a esta tierra y aprendiendo lecciones que ya habían aprendido mucho antes nuestros antepasados.