«A las tres menos cuarto de la tarde , dejó de pensar el más grande pensador de nuestros días»
Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza idológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.;
El ecologismo rebelde y humanista de Friedrich Engels
Si el problema del fin del mundo aparece como algo demasiado elitista para quienes sufren porque no tienen alimentos o están asediados por las deudas, entonces debemos volver a Engels para buscar pistas que permitan vincular de manera consistente y atractiva la relación que existe entre el fin del mundo y el fin de mes.
De cada cual ¿qué? a cada cual ¿cómo?
«La idea por la que abogamos es que no se trata de definir un principio que solucione la contradicción entre la producción y la distribución en el socialismo, o creer que la conciencia socialista se forma por sí sola y una vez establecida superará los males «pendientes» del sistema.»
El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre
Sin embargo, no nos dejemos llevar del entusiasmo ante nuestras victorias sobre la naturaleza. Después de cada una de estas victorias, la naturaleza toma su venganza. Bien es verdad que las primeras consecuencias de estas victorias son las previstas por nosotros, pero en segundo y en tercer lugar aparecen unas consecuencias muy distintas, totalmente imprevistas y que, a menudo, anulan las primeras. Los hombres que en Mesopotamia, Grecia, Asia Menor y otras regiones talaban los bosques para obtener tierra de labor, ni siquiera podían imaginarse que, al eliminar con los bosques los centros de acumulación y reserva de humedad, estaban sentando las bases de la actual aridez de esas tierras.
Marx, del Soho a Bloomsbury
Pero no era sólo una tarea individual sino colectiva (cuando podía). Liebknecht recuerda estos días: “por aquella época se construyó las fastuosa ‘Reading Room’ del British Museum, con sus inagotables tesoros de libros. Y allí, donde Marx pasaba todo el día, nos llevaba continuamente. ¡Estudiar! ¡Estudiar! Éste era el imperativo categórico que a menudo nos gritaba en voz alta, y que ya se hallaba presente en su propio ejemplo, incluso en la mera visión de ese espíritu de continuo entregado al trabajo. Mientras los demás emigrantes forjaban planes para la revolución universal y se embriagaban día tras día y noche tras noche con sueños como ‘Mañana será el día señalado’, nosotros, hatajos de bribones, los bandidos, la escoria de la humanidad, pasamos el tiempo en el British Museum para aumentar nuestros conocimientos y preparar las armas y la munición para las batallas del futuro…
Marx no vio los peores demonios de la era moderna
Para suerte suya, si bien Marx y Engels apreciaron y denunciaron que la era moderna viene al mundo “chorreando sangre y lodo por todos sus poros, de los pies a la cabeza”, no llegaron a conocer los peores demonios que la acompañan —la depredación de la naturaleza, la guerra y el fascismo; el último es el peor porque en su irracionalidad criminal y suicida puede azuzar los otros hasta el paroxismo catastrófico—.y sólo al siglo siguiente revelarían su espantosa dimensión.
Hamburgo, septiembre de 1867. Primera edición de El Capital de Karl Marx (1818-1883), la obra de una vida
Sin ti, escribió Marx a Engels, “nunca habría podido terminar esta obra y te aseguro que siempre pesó sobre mi conciencia como una pesadilla que malgastaras tus mejores energías y te oxidaras en el comercio principalmente por mí, y que, encima, también tuvieras que compartir todas mis petites misères”.
El abandono del socialismo por la socialdemocracia española
Marx y Engels fueron los fundadores del proyecto socialista, del cual un componente fue la socialdemocracia. Decir que ni Marx ni Engels no tienen nada que ver con la socialdemocracia es semejante a decir que Jesucristo no tiene nada que ver con el cristianismo. Este es el nivel de absurdidad al que se ha llegado en algunas esferas de la dirección del PSOE. En realidad, el marxismo fue la ideología imperante en la mayoría de partidos socialdemócratas hasta épocas muy recientes.