España: una democracia plena… de contrastes
En la misma semana, en España, un rapero fue arrestado por sus canciones mientras se autorizaba una concentración neonazi. El contraste noticioso reavivó el debate entre los que consideran que el país es una democracia plena y los que no.
Ampliación de la denuncia contra España ante la Comisión de la Unión Europea
Sáhara Occidental es un territorio “distinto y separado” de Marruecos, por lo que sus aguas adyacentes no deben incluirse en un acuerdo entre la UE y Marruecos, como establece la jurisprudencia del TJUE, acorde con el Derecho Internacional.
Marruecos presiona a España para que diga que el Sáhara Occidental es marroquí
El régimen marroquí presiona a España para que reconozca a Marruecos soberanía sobre el Sáhara Occidental, como hizo Donald Trump cuando todavía era presidente de los Estados Unidos.
España se pierde en el bazar marroquí
Es pasmosa la irrelevancia que tiene España, a pesar de que continúe siendo la potencia administradora del Sáhara Occidental, que existan resoluciones de la ONU, la Unión Africana o, incluso, de la Corte Internacional de Justicia; nuestro país siempre da la espalda al pueblo saharaui en favor del invasor marroquí.
«Vientos del pueblo me llevan»
Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.
Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.
“Seguiremos luchando con dignidad como nos enseña cada día el pueblo saharaui”
“Tenemos que presionar unidos para que el Gobierno español intervenga de forma activa en la búsqueda de una solución justa y definitiva, asumiendo su responsabilidad y repare de una vez por todas, tanto daño causado y tanto dolor y sufrimiento, con el abandono y el reparto del Territorio y la firma de los tristemente célebres Acuerdos de Madrid ya hace 45 años”, ha recalcado el presidente de CEAS-Sahara en un claro mensaje dirigido al Gobierno de Sánchez.
«La crueldad de esta historia pertenece a miles de personas»
n este vídeo Ousman Umar relata su viaje desde Ghana a Barcelona. Tardó cinco años en superar un periplo que define como «infierno». Con solo 13 años cruzó el desierto del Sahara caminando, vivió cuatro años en Libia y llegó a Fuerteventura en patera en el año 2005. Estuvo meses durmiendo en la calle hasta que una familia lo acogió en Barcelona. Hoy, Umar apuesta por la formación en nuevas tecnologías como la mejor salida de la pobreza. Asegura que la solución es “ trabajar en el origen del problema para evitar que futuras víctimas caigan en este infierno”.
España, denunciada por presunto desacato a la jurisprudencia del Tribunal de Justicia Europeo sobre el Sáhara Occidental
Los actuales gobernantes -de España y de la UE- no deben achantarse ante las pretensiones expansionistas de la Monarquía alauita, ni utilizar como moneda de cambio al pueblo saharaui y el Sáhara Occidental. Por el contrario, deberían exigir al Gobierno marroquí, en lo que les concierne, el cumplimiento de la legalidad internacional, como se hizo en los casos del apartheid en Sudáfrica, la invasión de Kuwait por Irak o la anexión de Timor Oriental por Indonesia, entre otros casos.
Las patrañas de la historia
Sus innumerables y vastas colonias lograron la independencia después de cruentas guerras, entre 1810 y 1830, inspiradas en los principios e ideales de la Revolución Francesa, impulsando movimientos libertarios de espíritu laico y progresista. En España, esas ideas lograron fructificar en contados individuos –intelectuales y artistas, sobre todo-, siendo combatidas, a sangre y fuego por la Iglesia, la Monarquía y la Milicia, la funesta trilogía que mantuvo a España en el atraso y la ignorancia durante siglos; en 1931, el analfabetismo superaba el 30 por ciento; sí, en la patria de Don Quijote, del Burlador de Sevilla y de Teresa de Ávila.
Pura gente decente
Hace cosa de una década las cumbres iberoamericanas daban oportunidad para departir al entonces jefe de Estado de España, Juan Carlos de Borbón, y al que era presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez. En un par de ocasiones coincidieron con el usurpador mexicano Felipe Calderón, y con el difunto Alan García, quien por segunda vez ejercía la presidencia peruana. En esos encuentros fastuosos hablaban de democracia, transparencia, paz, derechos humanos y esas cosas, y se presentaban como paladines bicontinentales de los más sagrados principios éticos.