The New York Times: “La educación digital es para los pobres y los estúpidos”
Mientras los niños ricos crecen con menos tiempo con los aparatos y relaciones interpersonales reales, los niños pobres se vuelven cada vez más adictos a la tecnología.
Volveremos a tener una Constitución escrita por «expertos», no democrática
El 12 de diciembre de 2022, se ha negado en Chile el verdadero significado de la democracia, Queda demostrado que los poderosos juegan a ella. Mientras ganan, mientras tienen las riendas, participan del juego. Cuando pierden, entonces, cierran las puertas e imponen su mandato. Quienes les siguen, no son más que sirvientes, empleaditos, esclavos.
El diario de Carmenza
Carmenza sabía que recorría las tierras de los descendientes de la gente que se había liberado de cadenas, huyendo. Los esclavistas jamás dejaron el poder en Colombia. Se vistieron de virreyes y después de libertadores. Se dieron libertad a sí mismos y luego destruyeron a quienes clamaban por una libertad real para toda la sociedad, hasta que destruyeron el mismo ejercito libertador. Hasta que hicieron de la palabra democracia una burla.
¿Por qué leer a Frantz Fanon, medio siglo después?
Europa se ha inflado de manera desmesurada con el oro y las materias primas de los países coloniales; América Latina, China, África. De todos esos continentes, frente a los cuales la Europa de hoy eleva su torre opulenta, parten desde hace siglos hacia esa misma Europa los diamantes y el petróleo, la seda y el algodón, las maderas y los productos exóticos. Europa es, literalmente, la creación del Tercer Mundo. Las riquezas que la ahogan son las que han sido robadas a los pueblos subdesarrollados. Los puertos de Holanda, los muelles de Burdeos y de Liverpool especializados en la trata de negros deben su renombre a los millones de esclavos deportados.
Ganar la guerra, perder la paz
La primera insurrección libertadora en América Latina ocurre en 1791, y es una rebelión de esclavos. Haití es el más puro fruto de la piratería europea. Bucaneros y filibusteros se apoderan de La Tortuga en 1629 y desde allí terminan conquistando La Española, para instalar en su parte occidental el más implacable infierno. A fines del siglo XVIII medio millón de esclavos de origen africano producían para sus amos 75% del azúcar que se consumía en el mundo.
Los condenados de la tierra. Frantz Fanon
«En las colonias, la verdad aparecía desnuda; las «metrópolis» la preferían vestida; era necesario que los indígenas las amaran. Como a madres, en cierto sentido. La élite europea se dedicó a fabricar una élite indígena; se seleccionaron adolescentes, se les marcó en la frente, con hierro candente, los principios de la cultura occidental, se les introdujeron en la boca mordazas sonoras, grandes palabras pastosas que se adherían a los dientes; tras una breve estancia en la metrópoli se les regresaba a su país, falsificados. Esas mentiras vivientes no tenían ya nada que decir a sus hermanos; eran un eco; desde París, Londres, Ámsterdam nosotros lanzábamos palabras: «¡Partenón! ¡Fraternidad!» y en alguna parte, en África, en Asia, otros labios se abrían: «¡…tenón! ¡…nidad!» Era la Edad de Oro. «
Caporales
Cuando los ricos y poderosos invadieron el mundo
en nombre de la civilización
y saquearon y masacraron por siglos
los caporales aplaudieron
Cuando los ricos y poderosos descendieron sus capitales en sociedades enfermas
en nombre del progreso, no del interés propio
y corrompieron y apoyaron golpes de Estado
los caporales aplaudieron.
Descubriendo la raíz racista de Nuestra América
“Los oprimidos suelen copiar el discurso del opresor y piden lo que este les indica que es lo adecuado para ellos. Todavía hoy, la única propuesta ‘bondadosa’ que se hace a la mayoría de pueblos indígenas tiene que ver con infraestructuras, aunque para nada con el derecho de autodeterminación, con el potencial creador que da la libertad. Se ‘compra’ sin discusión el discurso de ‘la educación os hará libres’ cuando, en la mayoría de los casos, la educación en América Latina y El Caribe –también en otras latitudes- perpetúa la servidumbre y la colonialidad social.”
«No quiero que mi hija sea su sirvienta»
Cuando Felipe Quispe Huanca, más conocido como el Mallku (condor en aymara), fue capturado por la fuerza armada boliviana, y una periodista le pregunta por qué encabeza actividades terroristas, subversivas, su respuesta fue sin ambigüedad: “No quiero que mi hija sea su sirvienta”. Una respuesta que sintetiza el sufrimiento de seis siglos de los pueblos originarios de los Andes de América Latina. De ser una de las civilizaciones más notables, luego de la invasión española del siglo XVI, sus hijos pasaron a ser sirvientes y pongos.
Releyendo a Melville en Chile
La mirada más profunda de Melville acerca de la relación enmarañada de la inocencia y la violencia se plasmó en la breve novela, Benito Cereno, basada en un hecho real que había acaecido en 1805 en la costa de Chile, no lejos de donde yo me puse a releer esa narración. Un grupo de esclavos se había adueñado de un barco español, masacrando a la mayoría de los blancos a bordo, tanto tripulación como pasajeros, y forzando al capitán Cereno a que los llevase a un país africano. Melville vio en esa historia verdadera una oportunidad para mostrarle a sus compatriotas complacientes el tipo de sangriento desenlace que los atendía si no abolían la lacra de la esclavitud.