Los encapuchados de siempre: llegan, actúan, destruyen, se van y nadie los detiene. «Sospechosa la weá»
Luego del paso pacifico de la romería por el palacio de La Moneda, un grupo de descolgados de la manifestación protagonizó graves hechos.
El movimiento estudiantil y la violencia radical
Estamos en un momento crucial para el devenir del movimiento estudiantil. La actitud lúcida y honesta de la dirigencia de Cones cuyo vocero José Corona señaló sin ambages que «nuestros principales enemigos están siendo los encapuchados» (4), es la única actitud viable si el movimiento quiere continuar a convocar voluntades.
Cristo doblemente lacerado
En el siglo XIX Carlos Marx hablaba del lumpen proletariado, un sector de la clase menos favorecida que servía, objetivamente, a los ricos. Algo de esto hay en la actitud de estos jóvenes encapuchados, quienes utilizando la violencia y la destrucción terminan sirviendo los intereses de los poderosos, que lo único que han perseguido siempre es que los explotados y humillados acepten su condición social sin protestar, es decir, una religión que sea el opio del pueblo. En el fondo, este lumpen logra que los medios de prensa escrita, radial y televisiva centren la noticia en la violencia y no en el verdadero sentido de las manifestaciones y su masividad.
Chile: ¿A quiénes sirven los encapuchados?
La lamentable muerte de un funcionario municipal el 21 de mayo en Valparaíso nos obliga nuevamente a preguntarnos a quiénes y a qué sirven los encapuchados que siempre irrumpen en las jornadas de movilización social, sin que las policías demuestren alguna eficacia en detenerlos y ponerlos ante la justicia. Con el tiempo que pasa, cada día crece más la sospecha de que estos grupos son administrados por alguien desde las sombras del poder; de otra forma no podríamos explicarnos su impunidad.