Criticó la «injusta distribución de la tierra (…) los alquileres injustos por casas en mal estado» y la falta de infraestructura básica, como el abastecimiento de agua. Ese tipo de situaciones son «una consecuencia de nuevas formas de colonialismo» y de una «cultura del despilfarro», advirtió. Además alabó los valores de la «resistencia» y la «solidaridad» en los barrios pobres, que la «sociedad opulenta, anestesiada por un consumo desenfrenado parece haber olvidado».