Estamos sufriendo –en éste como en otros ámbitos- los efectos de nuestra desgraciada historia. La pandemia nos pilló indefensos. La dictadura había convertido en sal y agua la salud y educación públicas. Esas conquistas del pueblo se convirtieron en trofeos del mercantilismo. Surgieron lujosas clínicas-hoteles privadas como las de Miami. Los hospitales públicos y los consultorios municipales se convirtieron en antros menesterosos. En 1979, de un plumazo, la dictadura del libre mercado hizo trizas el Servicio Nacional de Salud creado en 1952.