El Club de la Concordia, o por qué Chile sigue siendo subdesarrollado
¿Por qué Chile ha caído, una y otra vez, en esta trampa del exportador de materias primas? La respuesta más sencilla es: el rentismo de su élite empresarial y estatal. En efecto, mirado de manera fría, Chile es un país rentista, es decir, donde sus élites prefieren las ganancias seguras de hoy a la ganancias futuras que dependen de inversiones, innovación y –peor aún- de la movilidad social.
Joseph Stiglitz: "TPP y TTIP son un intento por las empresas para cambiar las reglas del juego contra el resto de la sociedad"
Joseph Stiglitz (Indiana, 1943) no es ningún radical. Su carácter, revestido de un optimismo prudente, y su impresionante currículum, hacen de él un hombre de orden, como mucho un…
¿Cuántas escuelas y hospitales se podrían construir con lo que se gasta en armas?
“Creemos necesario tomar acciones para que la salud y la previsión social sean un derecho y una garantía para todos los ciudadanos del país de manera igualitaria. No es posible acrecentar la desigualdad financiando condiciones especiales con dineros públicos”, finalizó el director de Serpaj Chile.
La desigualdad es algo más que solo un problema de los países en desarrollo
Las economías avanzadas también experimentan una desigualdad persistente y cada vez mayor, y su efecto sobre los derechos humanos es alarmante.
Las consecuencias de la desigualdad no se limitan únicamente al ámbito económico. A medida que los recursos se concentran cada vez más en las manos de unos cuantos, quienes ocupan posiciones de poder en los ámbitos social y gubernamental tienen fuertes incentivos para mantener el statu quo.
Democracia elitaria o democracia popular: El peligro de la reactualización del apartheid político – social de la transición
A lo que le temían en los años ochenta –y al parecer también hoy– algunas franjas del progresismo es a la posibilidad de una práctica democrática de masas, la que podría devenir en la jubilación de la generación de la transición por la vía de una autorepresentación política de los movimientos sociales populares. Y esto no ha sido ni entonces ni ahora una posición utópica o teoricista, por muy difícil que haya sido su aplicación (ni pensar su triunfo) en los años ochenta.
Para derrotar la mortalidad infantil… hay que luchar contra la desigualdad
No se podrá derrotar el drama de la mortalidad infantil sin reducir las desigualdades crecientes que atraviesan el planeta, y entre ellas las que subsisten entre los hombres y las mujeres. Tal es la premisa principal del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, expresada en un reciente mensaje hecho público esta tercera semana de septiembre, al presentar una guía para luchar contra este flagelo.
«La desigualdad es nuestra gran derrota como sociedad»
La desigualdad vigente en Chile, la más alta de los países de la OECD, y una de las más altas del mundo, es nuestra gran derrota como sociedad. Nuestro país, donde no existen derechos sociales universales, y los derechos políticos son una pantomima, el salario es lo único a lo que pueden recurrir las familias para garantizar su subsistencia y desarrollar su vida. Hoy los ingresos autónomos del 10% más rico equivalen a 35 veces los del 10% más pobre.
Chile es uno de los países más inequitativos del mundo, según OCDE
Chile figura entre los países más inequitativos del mundo en cuanto a la distancia que separa a los ricos de los pobres, así lo indica un informe divulgado hoy por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
El país sudamericano es el cuarto de los 34 países miembros de ese organismo con una mayor proporción de pobres, con un 18 por ciento de la población con ingresos inferiores al 50 por ciento de la media.