Kast cumplió de forma eficiente el rol de vocero y predicador que le asignó la derecha piñeriana en las pasadas elecciones presidenciales, y que por esa cobardía tan característica en ellos, no podían decir lo que verdaderamente es su esencia esgrimen y sostienen. Kast fue el gato que estaba en ese lugar para sacar las castañas del fuego. Eso, un gato.