[…] las escuelas existen para reproducir las desigualdades sociales; por lo tanto, el mejor predictor del futuro de un niño es el estatus económico de sus padres, más que los logros académicos y la inteligencia. Si bien el currículo explícito transmite la igualdad de oportunidades, el papel principal de la educación no es enseñar las habilidades necesarias para el mundo laboral, sino inculcar el currículo oculto. A los niños de la clase obrera se les enseña que la puntualidad, el trabajo duro y el acatamiento acrítico de las órdenes son siempre recompensadas, mientras que la creatividad y el pensamiento independiente no se valoran.