Hace unos días, residentes del barrio cercano a la rotonda Atenas (¿qué diría hoy Sócrates?), golpearon, con decisión y frenesí, sus cacerolas y sartenes de teflón, en airada protesta contra el alcalde de Las Condes, comuna supuestamente de elite, por su proyecto de levantar un edificio de “viviendas sociales” en el corazón del barrio, iniciativa insólita y de suyo peligrosa, pues, como afirmara un vecino: -“No queremos que nuestro entorno se llene de lanzas y cogoteros”. Este prurito antidelictual no incluye a los delincuentes más nocivos y eficaces: los de cuello y corbata, por lo general, residentes de comunas encumbradas.