Ajusticiar al tirano fue un deber moral asumido
Los jóvenes de hoy y mañana tienen el derecho de conocer el pasado de su país y de hacer su propio juicio del pasado reciente, en eso consiste la batalla por impedir que el olvido oculte nuestra historia y favorezca la impunidad, enfrentando la amnesia provocada y controlada por intereses poderosos, que desean mantener el pasado de Chile bajo llave. Por ello recordar a nuestros héroes y heroínas, a los desaparecidos y desaparecidas, así como las acciones que valientemente se hicieron para terminar con el largo periodo dictatorial y de terrorismo de estado, se constituye en un deber moral, para no olvidar y traspasar una historia valiosa a las nuevas generaciones.
El atentado al tirano, un acto de dignidad y justa rebeldía
Por largos 17 años los chilenos y chilenas vivimos gobernados por una dictadura que se había consumado mediante un golpe cívico militar, lo que significaba vivir con represión, persecución, asesinatos y desaparecidos. Entre 1973 y 1986 las cifras de detenidos y detenidas, torturados y torturadas por la dictadura de Pinochet, sobrepasada los 30 mil, y los asesinados en cámaras de tortura, en fusilamientos extrajudiciales los 3 mil.
Atentado a Pinochet: A treinta años de una acción heroica
Pero en fin, la historia esta allí y para quien quiera investigarla seriamente, el golpe al tirano, al numero uno del mal, fue significativo, fue un aporte y un paso que permitió avanzar hacia el fin de la dictadura. De hecho el gobierno norteamericano, después del ingreso de armamento a Chile y del atentado a Pinochet se puso en alerta, advirtiendo que la permanencia del tirano alentaba la lucha revolucionaria, porque a esas alturas, ya los chilenos habían perdido el miedo y el FPMR actuaba dando golpes certeros que alentaban la rebelión popular.