Terminemos con la Constitución de Pinochet
El miedo a la Constituyente mueve el piso de los parlamentarios de la concertación conservadora y de la derecha, al menos hoy día son claros y expresan que están dispuestos a defender que para ellos el Poder Constituyente radica en el parlamento y no en la soberanía del pueblo, según ellos éste ultimo solo está para votar y no para tomar decisiones.
«No sabemos que somos soberanos. Somos peticionistas: denos esto, denos lo otro, resuelvan aquello”
Lo practique o no, la soberanía radica en el pueblo, no en la clase política, no en el derecho, no en el Estado. Lo que ha ocurrido en la historia de Chile es que ese poder ha sido denegado una y otra vez a lo largo de 200 años, a tal punto de que hoy no sabemos que tenemos ese poder, no sabemos que somos soberanos […] Somos peticionistas, “denos esto, denos lo otro, resuelvan lo otro”…y uno pide y hace peticiones, y si no nos responden a nuestras peticiones, entonces…protesta. Demanda y protesta, petición y protesta. Eso es pobreza ciudadana.
Basta de cuentos neoliberales
El gran temor de la derecha y de los conservadores de la concertación es la Asamblea Constituyente, repasando la historia, en las memorias de Edgardo Boeninger, sin lugar a dudas el ideólogo principal de la concertación, aparece que este reconoce que el objetivo de las negociaciones con el gobierno de Pinochet era reconocer la legitimidad de la Constitución, “puesto que de no ser así el gobierno de Aylwin enfrentaba la oscura perspectiva de desangrarse en una difícil lucha por una Asamblea Constituyente”.
El pacto secreto entre la concertación y Pinochet: la reforma que impide la asamblea constituyente
El Plebiscito del 30 de Julio de 1989 significó el fraude más grande realizado al pueblo chileno, pacto responsable de todos los impedimentos que durante los próximos 24 años han truncado cualquier proyecto de cambio profundo, incluyendo la convocatoria a una Asamblea Constituyente.
Chile: tres Constituciones cívico militar. ¡Asamblea Constituyente ahora!
En Chile, a partir 1833, los ciudadanos no han participado en la elaboración de una Constitución, pues la de 1833 les fue impuesta por el militar general Joaquín Prieto y el dictador civil Diego Portales. La de 1925, por un golpe de autoridad del Presidente civil Arturo Alessandri Palma y por el inspector del ejército Mariano Navarrete. La de 1980, dictada por el tirano Augusto Pinochet – alias Daniel López – y por el civil Jaime Guzmán Errázuriz.
Crisis de dominación oligárquica y Asamblea Constituyente
En nuestro país, la república murió en 1973 y, lo que vino a partir de esa fecha fue una monarquía oligárquica, con dos modalidades: dictadura autoritaria y democracia duopólica, al fin y al cabo quien termina mandando es el finado Jaime Guzmán con sus famosas trampas, candados y “jaulas de hierro”, tan bien descritas por el cientista político y constitucionalista Fernando Atria.
¿Cómo debería funcionar la Asamblea Constituyente?
Cada vez somos más los ciudadanos que ansiamos llegar a la redacción de una nueva Constitución, verdaderamente democrática, garante de los derechos sociales, cuyo objetivo principal sea la superación del modelo neoliberal. Dicho anhelo, invariablemente, nos conduce hacia el camino de la Asamblea Constituyente: democrática, deliberante, participativa, sometida a la aprobación plebiscitaria de la voluntad popular.
Asamblea Constituyente ahora, ya, ¡desde la Ciudadanía!
El Coordinador Nacional del Movimiento por la Asamblea Constituyente en responde al anuncio del gobierno chileno en orden a enviar un proyecto de reforma constitucional al Parlamento binominal en el año 2015, cerrando el paso un proceso auténticamente participativo que genere, desde la ciudadanía, una Asamblea Constituyente.
www.asambleaconstituyentechile.cl
Los silencios de Su Majestad
En Chile no manda ni la reina, ni el parlamento, ni siquiera, el Banco Central, mucho menos la soberanía popular: el único cuerpo colegiado que detenta todo el poder es el Tribunal Constitucional, que no es una invención de Augusto Pinochet y sus secuaces, sino del mismísimo Presidente Eduardo Frei Montalva – hasta el primer magistrado de la nación podría ser acusado constitucionalmente -. Los miembros de ese Tribunal son completamente irresponsables políticamente y sus fallos inapelables, en consecuencia, cuentan con más poder que los mismos Tribunales de Justicia.
Izquierda extraparlamentaria converge en documento por Asamblea Constituyente
Entre los temas propuestos en los doce puntos destacan, la creación de una Asamblea Constituyente como único medio para reemplazar la actual Constitución heredada de Pinochet, construir un Estado plurinacional, descentralización, modelo económico social y participativo, entre otros, que abarcan ámbitos como la educación, pensiones y salud.
PLAN DE 12 PUNTOS