Cuando se acabe el confinamiento
Cuando vuelvan las clases, quiero que los niños no estén en el aula, sino que estén al menos una semana corriendo, saltando, ensuciándose, que vuelvan a casa con la ropa rota y los ojos brillando. Quiero que hagan barro, bailen y griten hasta quedarse sin voz; que tomen el sol durante horas y horas, se revuelquen por los suelos y se rían hasta el agotamiento. Que se besen y se abracen sin miedo.
“Por un invierno más”
Aunque sé, íntimamente,
que atan mis amarras
un destino sin teorías
de derechos y deberes,
reconoceré en el fondo
de mi ser de mujer
la capacidad extraña
de sentirme audaz para
romper cadenas y costumbres;
florecer con cada primavera,
renacer con cada instante
de libertad, y ser yo,
[…]