Articulos recientes

Al navegar en nuestro sitio, aceptas el uso de cookies para fines estadísticos.

Noticias

Análisis, Cultura, Historia - Memoria, Politica

Necrofilia y poder político

Necrofilia y poder político
Compartir:

Imagen superior: Los generales Francisco Franco y Millán Astray.
El 12 de octubre de 1936 el general falangista español Millán Astray vociferó en la Universidad de Salamanca ante la presencia de sus autoridades y alumnos, en medio de un discurso del filósofo Miguel de Unamuno“¡Muera la inteligencia…! ¡Viva la muerte!”, Unamuno ya indignado por discursos anteriores les respondió ante el estupor de los presentes: “Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir. (…)Pero ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito “Viva la muerte” (…) esta ridícula paradoja me parece repelente (…) Me atormenta el pensar que el general Millán Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los inválidos a su alrededor (…) Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaríais algo que os falta: razón y derecho en la lucha”.
La Redacción de piensaChile

19 de julio de 2025

PRELIMINAR

La generalidad de los habitantes de una comunidad raras veces se preguntan qué es lo que hace emerger, cada cierto tiempo, a sujetos que se colocan por encima de ellos para realizar los más abyectos y censurables actos. A veces, aparecen en la cima social tras una elección; otras veces, se instalan, luego de una asonada, como gobiernos de facto. Pero, siempre, son los mismos: despiadados gorgoteros, peligrosos saltimbanquis o payasos criminales, embriagados de poder. Los vimos en el pasado encarnados en sujetos como Augusto Pinochet y su cohorte de oficiales; hoy los vemos reproducidos en la escena mundial (y, también, la nacional) ante una comunidad inerme que parece haberlos incorporado a su cultura como una expresión más de lo que es la naturaleza humana. Por lo mismo, no solamente los tolera sino los exime de culpa o responsabilidad y hasta defiende sus abominaciones como la única solución posible a los problemas sociales.

En la búsqueda de una explicación a tales hechos y formular algunas reflexiones al respecto, me ha parecido conveniente tomar como base los trabajos de un psicólogo alemán que dedicó parte de su vida a ese respecto. Me refiero a Erich Fromm, quien vivió en toda su intensidad el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial y no se contentó con observar los efectos de aquella sino el comportamiento de los actores políticos de ese entonces. Fruto de esa inquietud fue su obra ‘Anatomía de la destructividad humana’ en donde esboza los rasgos que identificarían el carácter social de determinados individuos y su relación con el entorno en donde se desenvolvieron.

CARÁCTER INDIVIDUAL Y CARÁCTER SOCIAL.

Para Erich Fromm, todo individuo posee dos caracteres básicos. Uno de ellos es el carácter individual que diferencia a unos de otros; el otro es el carácter social que, por el contrario, reproduce los rasgos de los individuos que actúan en determinados entornos. O, como lo señala el propio psicólogo,

“[…] el núcleo de la estructura de carácter compartida por la mayoría de los individuos de la misma cultura”[1].

El carácter social hace que los chilenos sean chilenos y los peruanos sean peruanos: identifica los rasgos que son comunes en personas que viven dentro de un determinado entorno; permite, a la vez,diferenciarlos de otro grupo social. El carácter individual separa; el carácter social une. Pero este último se encuentra estrechamente vinculado a los temores o miedos de una sociedad.

EL MIEDO COMO CARACTERÍSTICA DE UNA ÉPOCA

Dos guerras mundiales, dos bombas atómicas lanzadas sobre dos ciudades japonesas desarmadas, la creación de superbombas como lo son la ‘madre’ (y el ‘padre ‘) de todas las bombas, y un estado permanente de ‘guerra fría’, que puso en frenética actividad a la industria armamentista, hizo entender a un grupo no despreciable de intelectuales —entre otros, el poeta y ensayista Wystan Hugh Anden—, que la centuria en que vivían bien podía ser calificada como ‘el siglo del miedo’.

El miedo es un estado que puede originarse en hechos naturales; sin embargo, también, toma la forma de inducido. En ambos casos, es la certeza de algo nefasto que se va a realizar; en ambos casos,recorre un camino que va desde la desconfianza, o el recelo en que se desenvuelve la persona, al rechazo u hostilidad al mismo.

Pero la hostilidad, que afecta a quienes se encuentran atemorizados, no siempre se manifiesta en forma dañina; a veces, puede ser ‘reactiva’ y, otras, ‘maligna’, nos dice Fromm. La primera, como su nombre lo indica, es aquella que se origina por reacción al miedo; es corriente, dentro de una sociedad. No sucede lo mismo con la segunda que, por el contrario, es una perversión. O, como su propio creador la define:

“Es una actitud en la que ejercen un atractivo perverso la muerte, la destrucción y la ruina”[2].

La hostilidad, manifestada de esta forma, es la que, en una memorable conferencia de 1962 llamó, el psicólogo alemán, ‘hostilidad necrofílica’.

NECROFILIA Y CARÁCTER SOCIAL

La necrofilia es una patología.  Puede manifestarse como la simple atracción por la muerte o por algunos de sus aspectos como, también, en su forma más conocida, que es la perversión sexual de quien trata de obtener el placer erótico con cadáveres[3]. No es a esta última forma de necrofilia a la que Fromm se refiere, sino a la primera.

Estrechamente vinculada al rechazo que ciertas personas manifiestan al conjunto social en que se desenvuelven, la hostilidad así expuesta, puede constituir un rasgo común dentro del grupo al que pertenecen, y conformar, por lo mismo, un tipo de ‘carácter social’ que, consecuentemente, puede adoptar el de ‘carácter necrofílico’[4].

Si la hostilidad condiciona al carácter social, también su variante ―la hostilidad maligna― puede hacerlo. Lamentablemente. Es más, puede determinarlo. Entonces, si se trata de personas que ejercen determinadas cuotas de poder, pueden ser capaces de cometer atrocidades increíbles, dependiendo del espacio que ocupan dentrodel concierto social. Según el psicólogo,

“[…] quizá sea ésta la única perversión que exista, la de verse atraído uno por la muerte estando en vida”[5].

‘NECRÓFILOS’ NOTABLES

Fromm recuerda a Adolf Hitler como uno de los más notables gobernantes con carácter social necrofílico recordando una historia suya que, aún cuando no ha sido verificada, es muy probable haya sucedido:

“[…] durante la primera guerra mundial, un soldado lo descubrió contemplando en trance el cadáver descompuesto de otro, y le resultó muy difícil llevárselo de ahí y hacerlo volver en sí”[6].

Igualmente, se refiere el psicólogo alemán al discurso que pronunciara en la Universidad de Salamanca, en 1936, el general español José Millán-Astray y Terreros. Esa intervención, que el orador terminó con el destemplado grito de ‘¡Viva la muerte!’, fue respondida enérgicamente por Miguel de Unamuno, decano entonces de aquel plantel educacional.

UNA MECÁNICA ALARMANTE

La circunstancia que el miedo pueda ser inducido nos lleva a levantar la voz de alerta ante la posibilidad de crear una mecánica siniestra. Y es que una sociedad atemorizada debe encontrar una salida a su angustia.

El primer síntoma característico de una sociedad atemorizada es su incapacidad de solucionar los conflictos que la conmueven a través del diálogo y la persuasión; lo normal que sus integrantes muestren furia ante la frustración que los embarga. Son personajes que están en alerta, preocupados por su propia seguridad. Pero la biología nos enseña que un ser vivo, en permanente estado de alerta, colapsa. Una buena política sería disponer de medios para colaborar en dar solución a esos problemas, Sin embargo, eso no sucede por infinidad de causas. Entonces, se establece el campo propicio para que la generalidad de la población encuentre la solución de sus angustias confiándolas a quienes llaman a resolverlas en el uso de la fuerza. El ejercicio de la fuerza o de la violencia, crea una forma de actuar que es la adoración a la necrofilia.

El proceso de generar las autoridades a través del sistema del voto universal tiene sus inconvenientes. Las artes histriónicas de un necrófilo pueden encantar a los votantes, generalmente poco instruidos en el contenido del  proceso eleccionario; también pueden hacerlo las leyes del mercado y la venta de una propuesta que pueda resultar atractiva al electorado, domesticado ya por la adaptación de un proceso que ha devenido en comercial. Fromm lo reconoce cuando señala que la atracción hacia esos sujetos puede volcar una votación y dice que

“[…] esta actitud se encuentra en una minoría de personas que son verdaderamente necrófilos, que están verdaderamente enamorados de la muerte, y son precisamente los que pueden seducir a tantos de los que están airados y furiosos por estar atemorizados“[7].

Y así sucede. El encanto de un necrófilo, su verborrea encendida, su seguridad abismante, todo aquello puede hacer que los votantes se vuelquen en favor suyo porque, atemorizados como están, vacían sus angustias apoyando a quien les propone como única alternativa válida lo más sencillo: el uso de la fuerza. No debe extrañar que algunos de ellos accedan a las más altas magistraturas de una nación y determinen con su carácter el destino de la misma.

UNA SOCIEDAD CONDUCIDA POR NECRÓFILOS

El carácter necrofílico no es solamente una elaboración teórica. Tiene una expresión concreta en actores que se repiten, día a día, en la escena política mundial. Sujetos por los que hemos votado o defendido sin siquiera conocerlos. Porque, por regla general, el proceso electoral es así: ciego, como ya lo hemos visto. Los elegidos dirigen el destino de la humanidad. Pienso en Benjamín Netanyahu y sus colaboradores (Itamar Ben-Gvyr, Yoav Galant, Israel Katz, entre otros), en sus generales y soldados que, luego de asesinar a sus víctimas, se colocaban las ropas íntimas de las mujeres palestinas para jugar con esas prendas[8]. O en esas largas e interminables filas de personas famélicas que concurrían para recibir comida. Porque el hambre ha sido empleada como arma de guerra por sujetos necrofílicos, sujetos perversos, seres que no podemos considerar humanos[9]. Podría suponerse que la ‘guerra’ desatada en Gaza lo ha sido en contra de criminales de guerra, pero no: se trata de bebés recién nacidos e, incluso, en gestación; de niños y niñas, de mujeres embarazadas y dueñas de casa, cuyo llanto, antes de expirar, conmueve hasta los roqueríos de Gaza. Me niego a calificar este genocidio simplemente de ‘catástrofe’, pues se trata de la obra macabra de sujetos necrofílicos, de una perversión armada institucionalmente, de la cual somos hoy, espectadores obligados y que, con seguridad, jamás imaginamos iríamos a presenciar.  Muchos de esos bebés no han muerto por efectos de la metralla o de los bombardeos. Aterrémonos aún más: han sido enterrados vivos[10].

Pienso en el presidente Donald Trump ―otro necrófilo que jamás ha confesado la verdad de su relación con Jeffrey Epstein[11]―, entregando armas a Israel para que pueda vaciar Gaza de palestinos y levantar allí un hotel de lujo con una inmensa estatua suya, de oro, mirando hacia el Mediterráneo[12]. Y en los dirigentes políticos de toda Europa, con el pensamiento anquilosado en el pasado, aterrados por una Rusia inexistente —que suponen los va a invadir—, exigiendo más y más armas a Estados Unidos para protegerse de ese ‘mal’[13]. Sujetos necrofílicos, sujetos enfermos. Tan atemorizados como quienes los eligieron, manejando con esos traumas el destino de la humanidad. No son autoritarios pues no buscan imponerse por sobre los demás; son peor que eso: buscan eliminar al adversario, destruirlo, aniquilarlo. De la forma que sea.

El temor no es miedo; pero el miedo es temor desatado. La política, en gran medida, se ha dedicado a sembrar miedo. Miedo a todo. A la inseguridad. A lo incierto. Y, por cierto, al comunismo. La guerra que las potencias occidentales preparan en contra Rusia es parte de ese miedo irracional que se introduce en el cuerpo social con el macabro objetivo de desarrollar la industria armamentista.

EL PAVOR EN CHILE

Chile no está ajeno a todo lo que sucede en el planeta. Lo hemos afirmado en innumerables oportunidades: somos una parte del todo. Y como tal, lo que sucede a nivel global nos afecta profundamente. A escala planetaria, nos gobierna una legión de necrófílos. Y, a escala local, en nuestro estrecho y largo país, otra legión de sujetos muy similares, con caracteres igualmente necrofílicos, nostálgicos de la dictadura pinochetista, se prepara para participar, con el beneplácito de las autoridades, en los actos eleccionarios que se avecinan,.

¿Quiénes son? Bueno, pues, tres de ellos se preparan para desempeñar la primera magistratura de la nación, convencidos que, si en Argentina ha sido posible un cambio de esa naturaleza, no sería descabellado intentar hacerlo en Chile, donde la corrupción ha podido asentar sus reales.

Pero, ¿es posible? Si, lo es. Ya nos sucedió en 1973; también en 1891. Y, aún, bajo las autocracias conservadoras y el liberalismo, hubo manifestaciones irrefutables de la obra realizada por personajes con caracteres necrofílicos. Hoy la presenciamos en las declaraciones de no pocos políticos, fundamentalmente, de las alianzas opositoras pues se manifiestan sin tapujos en sus añoranzas pinochetistas, en la defensa de los violadores de los derechos humanos —recluidos en Punta Peuco—, en las manifiestas ansias de provocar temor por la inseguridad, por el comunismo, en fin.

No me atrevo a afirmar que, en este breve trabajo —e, incluso, en los estudios de Eric Fromm—, pueda encontrarse la clave para entender lo que sucede a nuestro alrededor e intentar, de alguna manera, ponerle atajo. Nadie tiene el monopolio de la verdad. Pero recurrir a los teóricos y a sus elaboraciones implica, al menos, un intento que puede ayudar a descubrir nuevas vías y soluciones para alcanzar el cometido de organizar un mundo mejor.

Santiago, julio de 2025

Notas:

[1] Erich Fromm: “Psicoanálisis de la sociedad contemporánea”, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1990, pág.71.

[2] Erich Fromm: ‘La patología de la normalidad’, Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona, 1991, pág. 117.

[3]Véase, al respecto, el Diccionario de la Real Academia Española.

[4] Para los efectos de la exposición, emplearemos la palabra ‘necrófilo’ para referirnos a las personas; lo usaremos como substantivo. Para la denominación del carácter social lo haremos con el vocablo ‘necrofílico’; es decir, lo usaremos como adjetivo.

[5] Erich Fromm: ‘La patología de la normalidad’, Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona, 1991, pág. 117.

[6] Erich Fromm: ‘La patología de la normalidad’, Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona, 1991, pág. 118.

[7] Erich Fromm: ‘La patología de la normalidad’, Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona, 1991, pág. 117.

[8] Donoso, Nicole: “Una mujer y una niña muertas cada hora en Gaza ante la ofensiva israelí: se reportan 28 mil decesos”, ‘El Desconcierto’, 20 de mayo de 2025.

[9] Buitrago, Leonardo: “’Israel’ bombardea filas de ayuda infantil y 10 niños mueren en Gaza”, ‘El Ciudadano’, 10 de julio de 2025.

[10]Sobre el entierro de bebés palestinos vivos, véanse las declaraciones del comunicador Daniel Mayakovski contenidas en el artículo de Alfredo Seguel “Máquina asesina sin fin en Gaza”, ‘El Ciudadano, 12 de julio de 2025.

[11] Las ansias de Trump por resolver los conflictos internacionales en el solo ejercicio de la violencia se reflejan en varios artículos. Hemos tomado como referencia el trabajo de Patricio Torres “¿Puedes atacar Moscú? Trump evalúa la posibilidad de golpear el corazón de Rusia”, contenido en ‘El Dínamo’, 15 de julio de 2025.

[12] Redacción: “Trump ‘imagina’ su resort en Gaza con IA: estatuas de oro, de copas con Netanyahu y una lluvia de billetes sobre Musk”, ‘La Vanguardia’ 26 de febrero de 2025.

[13] Zamarin, Felipe: “Macron anuncia masivo aumento de gastos militar en Francia: ‘Para ser libres nos tienen que temer’”, Radio Biobío, 13 de julio de 2025. Con información procedente de Deutsche Welle.

Compartir:

Artículos Relacionados

Deja una respuesta

WordPress Theme built by Shufflehound. piensaChile © Copyright 2021. All rights reserved.